Luego de las caóticas sesiones sobre la reforma previsional en diputados, advertimos en DIARIO POPULAR que a pesar de la victoria electoral Cambiemos debería afrontar una Cámara de Diputados más beligerante. Eso se corroboró al cabo de la primera sesión del año, que concluyó en medio de un escándalo con la oposición hablando de “bochorno”, porque el oficialismo se retiró del recinto cuando la oposición se proponía rechazar el megadecreto firmado en febrero. Así las cosas, la oposición sesionó una hora más, en minoría y de madrugada, haciendo catarsis contra el gobierno.
La de este miércoles fue una suerte de continuidad de esa sesión, porque la oposición volvió a estallar en el inicio de la misma: se volvió a sesionar en minoría y se volvió a hablar de “bochorno”, luego de que el oficialismo lograra con su ausencia hacer caer la sesión en la que se proponían generarle un fuerte desgaste político durante el debate abortado.
Súbitamente se convirtió en centro de las críticas el pintoresco salteño Alfredo Olmedo, quien pese a estar alineado actualmente con el oficialismo había estado desde las 11 sentado en su banca. Cierto es que se retiró 10 minutos antes del mediodía, cuando era supuestamente inminente la llegada del diputado 129 que habilitara el quórum. Pero también es verdad que él había pedido a las 11.40 el levantamiento de la sesión. Reglamentariamente se debe esperar 30 minutos, aunque ese lapso suele ser elástico. Y si bien la oposición lo eligió como destinatario de las críticas, podrían haber cuestionado a cualquiera de los 22 no oficialistas que no aportaron al quórum.
En ese sentido, hubo juegos a dos puntas, como el de los santiagueños del Frente Cívico, que sentaron dos legisladoras en sus bancas -entre ellas la esposa del gobernador Zamora-, pero faltaron otros cuatro. Y hubo ausencias de todos los bloques.
El jefe del bloque PRO, Nicolás Massot, se ganó las críticas de buena parte de la oposición, que le sacó fotos asomándose detrás de los cortinados. Sonriente y hasta haciendo la “v” de la victoria. Se lo recriminaron en las redes sociales, con cierta hipocresía. En Cambiemos recordaban el miércoles las veces que les cantaron la Marchita en la cara, tras alguna derrota que lograron asestarle.