Preso en su casa por su delicado estado de salud, Héctor Timerman publicó una columna en The New York Times para dar a conocer al mundo su defensa por la acusación de "traición a la patria" y "encubrimiento agravado" del atentado a la AMIA en 1994. A continuación, los 10 principales pasajes del artículo (en inglés).
• "Escribo estas líneas desde mi casa, donde los tribunales me han confinado desde hace más de una semana. Soy un prisionero político. Un juez argentino me acusó de traición y de encubrir a funcionarios iraníes acusados de ser el cerebro del ataque terrorista de 1994 contra la Asociación Mutual Israelita Argentina, o AMIA, el principal centro judío de Buenos Aires, en el que murieron 85 personas y 300 resultaron heridas. Veintitrés años después del ataque, nadie ha sido condenado".
• "Desde que Mauricio Macri asumió la presidencia a fines de 2015, el señor Bonadio impulsó la mayoría de las causas contra Cristina Fernández de Kirchner y encarceló a varios ex funcionarios bajo la figura de la prisión preventiva".
• "La investigación sobre el ataque fue tan defectuosa y corrupta que en 2004 todo el juicio fue anulado y el juez (en referencia a Claudio Bonadio), puesto bajo investigación". "Bonadio, que ahora me acusa de traición, dirigió la investigación sobre ese encubrimiento, pero fue destituido en 2005, acusado de parcialidad y colusión para proteger a quienes frustraron la investigación inicial".
• "Avanzar en el caso fue un objetivo clave de la administración de la ex presidente Cristina Kirchner (…). La solución fue un acuerdo entre ambos países: un juez argentino interrogaría a los sospechosos en Irán y comenzaría procedimientos para llevar la verdad y la justicia a las víctimas. También se estableció una comisión de la verdad no vinculante compuesta por juristas internacionales para observar el caso (…). Para el Sr. Bonadio, el acuerdo socava la investigación penal en el caso AMIA y es el pretexto para mi acusación".
• "Las acusaciones se improvisan, en parte, a partir de informes falsos de los medios que alegan una reunión secreta en Aleppo, Siria, entre yo y Ali Akbar Salehi, que en ese momento era el ministro de Asuntos Exteriores de Irán. De hecho, viajé a Aleppo, donde me reuní con el presidente Bashar al-Assad de Siria, una reunión que, lejos de ser secreta, fue documentada por cables diplomáticos e informada en la prensa argentina, pero no me reuní con el Sr. Salehi mientras estaba allí, y no se han presentado pruebas creíbles para apoyar esta falsedad. El resto de las acusaciones en el caso se basaron en esta mentira, que niego categóricamente".
• "Una parte central de las acusaciones del Sr. Nisman son las alertas rojos de la Interpol, una forma de orden de detención que tiene como objetivo ayudar a las fuerzas policiales nacionales a localizar a los buscados internacionalmente en casos penales. El Sr. Nisman, y ahora el Sr. Bonadio, me acusaron de intentar eliminar estas alertas rojos. Sin embargo, hasta el día de hoy, permanecen sin cambios".
• "No sé por qué el acuerdo se ha convertido en el foco de esa ira vengativa. No puedo decir por qué el señor Bonadio parece decidido a llevar adelante un caso con pruebas tan endebles y por qué ha anunciado decisiones con un calendario sospechosamente político. El Sr. Bonadio fue durante mucho tiempo activista del Partido Justicialista (peronista). Cuando Carlos Corach fue nombrado ministro del Interior por el presidente Carlos Menem colocó al Sr. Bonadio en la secretaría de Asuntos Legales".
• "Traición es una acusación sin precedentes relevantes modernos en nuestro país. Para cometer traición, el país debe estar en un estado de guerra. Argentina e Irán no lo están y nunca lo estuvieron. Hasta el día de hoy, mantienen relaciones diplomáticas. Sin embargo, el señor Bonadio justifica esta acusación sosteniendo que el ataque terrorista es un acto de guerra. Y argumenta que el país estuvo en guerra por 23 años, sin ningún tipo de reconocimiento formal y en contradicción con toda jurisprudencia".
• "Bonadio ha rechazado una solicitud para liberarme de la detención, que podría continuar por un largo tiempo. Y hace unos días, determinó que debía pedir permiso para ver a los médicos, una decisión criticada por Human Rights Watch. Por ahora, el caso AMIA languidece, como lo ha hecho durante décadas. Y nosotros, que de buena fe buscamos la justicia, somos blanco de la ira de la comunidad judía y de muchas familias de las víctimas. He pedido ser juzgado lo más rápido posible. Impedirme recibir atención médica oportuna es como condenarme a muerte. La Constitución de la Argentina no permite la pena de muerte. Pero con un juez como este, eso es poca garantía".
• "La defensa de los derechos humanos ha sido vitalmente importante en mi vida personal. Considero a mi diplomacia en este caso una parte de ese ideal. Me encuentro inmerso en un proceso kafkiano que agrava mi cáncer y me roba el tiempo que me queda".
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