El resultado de estas legislativas era esperado por el peronismo para sentar las bases de su reconstrucción. A juzgar por las PASO, pareciera que eso no sucederá y la renovación tendrá que esperar.

Tal cual deseaba el gobierno, el resultado electoral tuvo previsible eco inmediato en los mercados, que acorde a la buena elección del oficialismo reaccionó positivamente. Si hasta el dólar se replegó, como para darle la razón a los que adjudicaron su escalada de las últimas semanas al “efecto Cristina”. Pero no solo en el dinero repercutió el resultado de las PASO.

El Movimiento Peronista fue un receptor claro y concreto de lo expresado por las urnas. Partido de poder, el peronismo no está acostumbrado a deambular por el llano un tiempo prolongado. Sentencia que hacen circular los propios peronistas, deseosos de imponer cierto temor en el resto. Porque se verá si precisamente el paso del tiempo no termina dejando sin efecto ese tipo de axiomas.

El peronismo no está acostumbrado a perder, dice otra máxima de la política vernácula, sin tener en cuenta quizá que en un territorio básicamente peronista como es la provincia de Buenos Aires -su cuna- el PJ lleva perdidas las últimas tres elecciones legislativas consecutivas, además de una elección para gobernador. Podrá objetarse que la del domingo no fue una derrota, pero dadas las características cuesta imaginar lo contrario.

Habrá que reconocer que el problema no es la derrota de estas PASO, sino los resultados de 2015, que dejaron al peronismo en la intemperie. Como sea, el combo es complicado para un partido que tras perder en un mismo acto los principales resortes de poder que manejaba, quedó relegado a algunas gobernaciones y un puñado de municipios. En este mismo espacio recordamos en su momento que es sintomático que el PJ oficial no estuviera gobernando ninguno de los grandes enclaves territoriales, siendo en ese sentido el más populoso en sus manos Tucumán, sexto distrito del país. No mencionamos Córdoba, porque hablábamos del PJ oficial, y los cordobeses se alejaron del mismo en tiempos de los Kirchner.

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Precisamente Córdoba pretendía erigirse como el pilar de la recuperación peronista. Gobernador prestigioso, de buena administración, y mejor imagen en su tierra, Juan Schiaretti había programado con otros mandatarios una reunión posterior a las elecciones, con el fin de poner las bases de una renovación del peronismo, cosa que no hicieron hace dos años. La idea tiene como fin reeditar una suerte de “liga de los gobernadores” como la que surgió en tiempos de la Alianza, y que probó como una interesante vía a través de la cual organizarse fuera del poder, a la espera de la generación de un líder que conduzca.

Pero a quien pretende erigirse en representante del “peronismo republicano” se le quemaron los papeles el domingo. Juan Schiaretti sabe que la fuerte derrota sufrida a manos de Cambiemos, con la activa participación de su amigo Mauricio Macri, no es buen antecedente para ningún emprendimiento ambicioso.

El cordobés no fue el único gobernador peronista afectado por la ola de Cambiemos. Uno de los más jóvenes y promisorios, Gustavo Bordet, no esperaba el traspié que sufrió en domingo. El mandatario entrerriano debe lidiar con varios frentes a la vez. Su antecesor, Sergio Urribarri, era uno de los gobernadores más kirchneristas que hasta soñó con ser encumbrado por Cristina para un cargo expectante en la sucesión, hasta que le pidieron que bajara su candidatura. La imagen deteriorada del hoy presidente de la Cámara de Diputados provincial es la que, dicen, traccionó para abajo a Bordet en esta elección. De buena relación con el gobierno nacional, el entrerriano sabe también que el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quiere ocupar su lugar en 2019. El está detrás del resultado del domingo, que allana ese camino.

La ola de gobernadores peronistas derrotados incluyó sorpresivamente al pampeano Carlos Verna, a manos del joven diputado del PRO Martín Maquieyra, una creación del “Colo” Carlos MacAllister. Y siguiendo con los peronistas de la vieja guardia derrotados el domingo, los hasta entonces invencibles Rodríguez Saá, que habían organizado hasta el mecanismo de sucesión para 2019. Adolfo Rodríguez Saá encabezó la elección para el Senado, llevando como suplente a su hermano, Alberto, el gobernador. Pero su otrora delfín, Claudio Poggi, les infringió un severo revés que parece desactivar el plan.

Es peronista, convengamos, pero aliado de Cambiemos. Los Rodríguez Saá pagaron así una estrategia insólita: se acercaron tardíamente al kirchnerismo que combatieron durante 12 años. Alberto Rodríguez Saá se abrazó con Milagro Sala,

Guillermo Moreno y lo más rancio del kirchnerismo, mientras trataba de mostrarse lo más duro posible con el gobierno nacional. El domingo perdió por más del 50%...

El sanjuanino Sergio Uñac busca salirse de la sombra de su antecesor y mentor, José Luis Gioja, todavía presidente del Consejo Nacional Justicialista, y el chaqueño Domingo Peppo va haciendo lo propio con Jorge Capitanich, que viene encadenando derrotas impensadas en Resistencia, donde es intendente.

Todos los caminos conducen a la ya mencionada Tucumán, pero nadie imagina la renovación del peronismo en manos del gobernador Juan Manzur, o el verdadero hombre fuerte de la provincia, José Alperovich. ¿Será la oportunidad que estaba esperando el salteño Juan Manuel Urtubey, uno de los peronistas que salió sin rasguños de estas PASO? Primero tendrá que revalidar en octubre, pero además debe hacer crecer su nivel de conocimiento en todo el país, tarea que inició casándose con la bella Isabel Macedo.

De afuera del peronismo oficial, no quedó bien parado Sergio Massa, que por insistir con el partido que creó en 2013 terminó perdiendo buena parte del capital acumulado en estas elecciones. El tigrense se resistía a volver al PJ, pero pensaba en cambio sumarlo tras de sí en 2019, cuando un peronismo sin líder no tuviera otra alternativa que él para ir en busca del poder.

A Florencio Randazzo la jugada le salió mal; esperaba un mayor porcentaje en estas elecciones, pero se veía venir una magra cosecha cuando Cristina lo vació de intendentes. Por el momento, tiene que ver de qué manera logra sostenerse

hasta octubre. Habrá recursos para que se mantenga en carrera. Están también los intendentes, que durante todo el año pasado estuvieron explorando caminos armándose en grupos diversos, pero que terminaron abrazados en masa con Cristina Fernández de Kirchner.

Y aquí llegamos. La dueña de los votos se reveló no tan efectiva en estas PASO en el distrito donde más fuerza conserva. Y su presencia en sí genera reacciones adversas entre los gobernadores que se obsesionan con la recuperación del poder en 2019, pero la consideran un lastre para la renovación. Por algo el gobierno la ha elegido como rival, tal cual desde el poder ella hizo con el propio Mauricio Macri.

En la medida que Cambiemos pueda polarizar con ella, el resto del peronismo queda invisibilizado, y el gobierno gana masa crítica. Si logra mantenerse viva y competitiva para 2019, para Mauricio Macri sería la candidata ideal para rivalizar. No es el escenario que quieren los gobernadores, que entienden que como Menem en 2003, Cristina no pasa un balotaje.

Pero mal que les pese ella sigue vigente. Y aunque el gobierno hubiera dado cualquier cosa por festejar realmente una victoria sobre la ex presidenta el domingo pasado, el resultado final -o su ausencia- termina beneficiándolo, pues

además de mantener al votante antikirchnerista atento y dispuesto a volver a votar contra CFK, la tiene a ella vigente y monopolizando la atención dentro del peronismo.

Paradójicamente Cristina, que rechazó ir a una interna con un ex subordinado, hoy lo incluye junto a su ex jefe de Gabinete para confrontar con el gobierno. Es cuando dice que el domingo “dos de cada tres ciudadanos votaron en contra del ajuste”.

En su discurso, ella ahora pareciera querer unir al peronismo. En defensa propia, la suya.

Quieren un acuerdo de gobernadores con el Presidente

El gobernador de Chaco, Domingo Peppo, dijo ayer que luego de las legislativas de octubre sería beneficioso para el conjunto de gobernadores peronistas dialogar con el presidente Mauricio Macri sobre la posibilidad de “un amplio acuerdo entre la Nación y las provincias”.

En declaraciones a una radio de Resistencia, Peppo dijo que junto a sus pares evalúan “un acuerdo amplio” con el gobierno nacional para abordar una agenda que incluya “la gobernabilidad, la situación fiscal y las políticas federales que necesitamos para que el crecimiento sea equitativo”.

“Después de las elecciones sería bueno conversar sobre estos temas que hacen a la sustentabilidad del sistema institucional, a mejorar las acciones de gobierno en favor de los ciudadanos, posibilitando equidad entre todas las provincias”, acotó el jefe del gobierno chaqueño.

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