El Salario Mínimo, Vital y Móvil (SMVM) en Argentina es hoy de 12.500 pesos, mientras la Canasta Básica Total que releva el INDEC es de casi 29.500 para una familia tipo, lo que demuestra que, si los dos adultos de ese hogar percibieran el sueldo mínimo estipulado por ley, quedarían bastante por debajo de la línea de la pobreza, a raíz de lo que especialistas definen como un "proceso progresivo de pérdida de ingresos".
La Ley de Contrato de Trabajo (20.744) define al Salario Mínimo, Vital y Móvil como "la menor remuneración que debe percibir en efectivo el trabajador sin cargas de familia, en su jornada legal de trabajo, de modo que le asegure alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte y esparcimiento, vacaciones y previsión", algo que hoy luce completamente distorsionado.
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Es que ese tope de mínima debería ser ampliado en un 136% para alcanzar el monto de la Canasta Básica Total (CBT) del INDEC, que incluye los siguientes rubros: Alimentos y bebidas; Indumentaria y calzado; Vivienda; Equipamiento y funcionamiento del hogar; Atención médica y gastos para la salud; Transporte y comunicaciones; Esparcimiento y cultura; Educación; Bienes y servicios varios.
Sin embargo, el dato aún más preocupante se revela al proyectar una familia de dos adultos y dos niños, cuyos dos ingresos sean de 12.500 pesos. Es que esa suma de 25 mil sigue estando un 18% debajo de los 29.493,65 que fijó el INDEC para superar el umbral de la pobreza en abril, un panorama que asoma más negro si se tiene en cuenta que el próximo incremento del SMVM se daría en septiembre.
"La cuenta no da y eso marca la caída de la capacidad de compra del salario. Es un problema muy serio que tenemos en la Argentina, que se empezó a romper en la década del 80 y ahora lleva una disminución del poder adquisitivo de alrededor del 40%", resaltó en diálogo con POPULAR Eduardo Donza, investigador especialista en Trabajo y Desigualdad de la Universidad Católica Argentina (UCA).
Al evaluar los motivos de esta situación, el experto no dudó en señalar que "en cada crisis hay una pérdida y se puede llegar a un 5 o 10% de los ingresos promedios tranquilamente", para luego advertir: "Con una crisis como la que tuvimos el año pasado, se marca más todavía. Con una devaluación y aceleración de aumentos de precios".
Donza consideró que, para colmo, "los reajustes al Salario Mínimo, Vital y Móvil siempre vienen después y, no sólo llegan tarde, sino que en algunos casos no llegan nunca y hay un nivel de calidad de vida global que va descendiendo".
"Si uno compara los niveles de ingresos por trabajador de los años 70 con los actuales, no puede explicarse como hay una disminución del 40%. Como se va dando escalonadamente, de manera gradual, no es una compulsión generalizada", expresó el analista sobre la preocupante situación.
En ese sentido, el investigador de la UCA observó: "Los que más sienten esto son los trabajadores precarizados. Esta categoría que tenemos de subempleo inestable, que consiste en changas o programas de empleo, porque tienen pocas posibilidades de defenderse ante los ajustes, sobre todo por la menor demanda de las prestaciones y el hecho de que no se puede poner muy exigente para actualizar el valor de la escala".
A su vez, consideró que "los trabajadores no registrados que tienen un trabajo medianamente estable, tampoco pueden quejarse mucho por el miedo a que los despidan" y disparó: "La desocupación es un disciplinador de la demanda de los trabajadores. Quizás piensan '¿cómo me voy a poner a pelear tanto por el salario si me pueden despedir y toman a otro por el 20% menos?’".
Pese a este panorama poco alentador, Donza aclaró que "los argentinos no tenemos nuevos problemas, son los viejos problemas que nunca pudimos solucionar, porque lo que nos pasó ahora ya nos había pasado antes", tras lo cual evaluó que "necesitamos tener políticas de Estado en todas las áreas, como pasa en los países centrales, independientemente de los gobiernos de turno".
"Estas pautas tienen que incluir la faz productiva, pero también la parte educativa, de salud, de seguridad. Todo esto independientemente de los gobiernos de turno. Falta eso y un buen desarrollo productivo que tenga mucho que ver las economías regionales desde un punto de vista productivo y apoyar con subsidios a corto o mediano plazo a las economías que sean viables", destacó el investigador. Y concluyó: "Si uno desarrolla bien este plan y hay trabajo para las familias en su lugar de origen, no tienen que verse forzadas a las migraciones laborales, que muchas veces termina siendo ir a las grandes ciudades y contribuir a aumentar los cordones de pobreza".