Tendríamos que habernos cuidado. Caemos en la cuenta de los kilitos acumulados en los últimos meses y que la ropa de verano nos presenta un desafío.
Hay que ponerse en forma. Hay que redoblar esfuerzos.
Tendríamos que haber escuchado el consejo de "hacer gimnasia todo el año" o "no esperar a último momento". Todas expresiones válidas que hoy, lamentablemente, no alcanzan. ¿Qué hacer?
¿Nuestro objetivo tiene que ver con lo estético? ¿Con la salud? ¿Con la seguridad y el amor propio?
Sincerarse con uno mismo o escuchar la opinión de alguien cercano puede ser un buen termómetro para crear o reforzar un objetivo distinto.
Si vamos a incorporar cambios en nuestras costumbres, debemos saber que toda acción genera una reacción. Puede ser buena, o no. Y tener en cuenta que lo realmente malo es que nada suceda.
¿Estamos seguros de que nuestro cuerpo puede reaccionar de buena forma a estímulos de ejercicio? ¿Cuánto podemos exigirnos? ¿Estaremos haciendo poco? ¿Será lo apropiado para nosotros? Todas preguntas muy lógicas y que no deben atemorizarnos para iniciarnos en la práctica.
Cualquier cuerpo, salvo que se tenga una patología especial o algún grado de obesidad, posee condiciones básicas para moverse y optimizarse en base a sí mismo. Caminar a paso vivo, por media hora o más, es una buena manera de amigarse con el trabajo de compromiso aeróbico.
Si vamos a realizar algo un poco más exigido, empecemos por el principio. Una visita al médico para realizar un chequeo. Con el mismo podremos saber si poseemos alguna limitación a tener en cuenta. Igualmente, el certificado de aptitud física es una obligación a presentar si decidimos concurrir a un gimnasio o club.
Con esta premisa podemos pensar en las bases de nuestro cambio y nos vamos a apoyar en tres fundamentos importantes:
• Entrenamiento físico adecuado.¡La alimentación NO es un tema menor! ¡Los cambios son difíciles!
Generalmente está arraigada a las primeras costumbres familiares y a las virtudes y defectos que se pudieron conseguir a lo largo de muchos años de ingesta.
Sabemos que se puede caer en desarreglos, físicos y psicológicos, producto de equivocarse en los objetivos y que las excusas son mucho más frecuentes que los cambios.
Hay que informarse, para tener conocimiento y, si no se puede o el esfuerzo no alcanza, recurrir a un profesional, un médico nutricionista, quien sabrá conducir nuestras necesidades.
Como conceptos básicos, podemos citar algunos tips:Muchas veces caemos en la tentación de realizar "una dieta buenísima", porque sabemos que le dio muy buen resultado a un conocido. Pero: ¿ese conocido tiene las mismas condiciones que nosotros? ¿Inició la dieta con el mismo objetivo? ¿Es igual de alto? ¿Tiene la misma estructura morfológica?nbsp;
Las dietas restrictivas, en su mayoría, no sirven. En algunos casos se fundamentan en mentiras, con el único objetivo de ganar fama o dinero. Lo único realmente útil es la educación alimentaria, siempre en base a nuestras necesidades y limitaciones.
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Cuando pensamos en empezar a hacer gimnasia, todas las incógnitas abordan nuestros pensamientos... ¿Qué actividad tenemos que hacer? ¿Dónde ir? ¿Dará resultado?
Ante todo, estar muy convencidos de generar un cambio. ¡Un gran cambio! No se puede lograr nada nuevo si no hacemos cosas nuevas. Atreverse a lo distinto, no esconderse detrás de la vergüenza o el pudor.
¡Es nuestro cuerpo, nuestra vida y debemos tomar las riendas de nuestro destino!
Nadie va a hacer las cosas por nosotros y no tenemos compromiso más importante que con nosotros mismos. ¡Manos a la obra!
Ropa cómoda, menos prejuicios, agua para hidratarse, mucho esfuerzo y alegría.
No compararse con nadie... pero sí, igualmente lo vamos a hacer: compararse con la persona que fuimos ayer. Hoy somos distintos, con más ganas, voluntad de cambio y nuevos objetivos.
Si hasta ayer no hacíamos nada, cualquier cosa que hagamos, con un poco de compromiso físico, ya es superador.
Caminar (al aire libre), alternar con un trote suave (empezando de a 1 minuto), una clase obtenida en la web o una aplicación del celular (que sea fácil) es una buena manera de iniciar cambios.
Si tenés una amistad o persona de confianza para compartir este momento, mejor. La sinergia de trabajar en equipo genera nuevos estímulos. Pero si esa persona no está, ¡igual se entrena! No hay excusas.
Si podemos concurrir a un gimnasio o club, las ofertas se amplían en un abanico de actividades diversas. De nuevo: ¿qué hacer?
Cintas, escaladores, elípticos, máquinas, pesas...Entrenamiento deportivo, funcional, de fuerza, de elasticidad, de resistencia...
¿Lo indicado será el Zumba? ¿Body pump? ¿Fight do?
Dudas que nos alcanzan cuando iniciamos el gimnasio y no tenemos por qué, imaginar respuestas lógicas. Quien nos ofrece el servicio debería adecuar la oferta de clases, a nuestras necesidades.
Y si no es así, porque vivimos en una sociedad de interés comercial y todos nos quieren vender espejitos de colores, en futuros envíos intentaré explicar para qué sirven las distintas actividades a realizar en un gimnasio.
Si todavía estás leyendo este artículo es porque el tema te interesó y porque entendés que todos nos debemos la posibilidad de mejorar nuestra condición de salud y estética.
Los cambios empiezan por uno y este es el mejor momento.¡Ya regresa el calor y nos tiene que encontrar en buena forma!