Tras un allanamiento en la cárcel de Florencio Varela, donde un recluso que cumple condena por haber abusado de tres niñas lideraba la organización delictiva.
A raíz de una intensa investigación, agentes policiales allanaron a un preso de la cárcel de Florencio Varela y desbarataron una red de comercialización de material de pornografía infantil de la cual este era el líder en conjunto de un cómplice radicado en Berazategui, en tanto que el recluso cumple una condena por haber abusado de tres niñas y ahora deberá afrontar los cargos por conformar esta peligrosa organización que operaba desde la oscuridad carcelaria.
Se trata de un lamentable caso que mantuvo en vilo a las autoridades judiciales durante mucho tiempo, tras un aviso por parte de una agencia de seguridad de protección a menores de edad. Lo cierto es que recuperaron teléfonos celulares, memorias de computadoras y poseen muchísima información disponible para poder acusar a los sindicados, que se pasaban imágenes y videos y luego vendían todo. Así las cosas, preocupa el acceso a los dispositivos electrónicos que tienen los presos en los complejos de encierro.
Todo comenzó durante la jornada del lunes, cuando agentes policiales ingresaron con una orden de allanamiento a la celda 3 del pabellón 7 de la Unidad Penitenciaria número 23 de Florencio Varela. Allí estaba alojado Braian G, de 37 años, quien cumple una condena a 12 años de prisión por haber abusado de tres pequeñas, cuando tenían entre 4 y 11 años. Tras eso, requisaron el espacio y le secuestraron su móvil telefónico, desde donde se contactaba con su cómplice.
Pero en simultáneo, oficiales de las seccionales Tercera y Cuarta de Berazategui fueron hasta la calle 36 al 5000, donde vivía Norberto P., de 26, quien era parte de dicha red con el recluso. A este lo notificaron, le labraron un acta y lo imputaron en la causa que seguirá siendo investigada en las próximas horas. Es importante resaltar que le secuestraron su computadora, celular y memorias.
Ambos tenían tareas distintas en esta peligrosa organización que operaba desde la clandestinidad y se proclamaba a través de redes sociales y otro tipo de plataformas virtuales. El recluso era quien juntaba el material pornográfico infantil, se lo envíaba al jóven berazateguense y este último se encaragaba de comercializarlo. En principio los investigadores habían creído que era un cliente, aunque después de analizar chats y demás comprendieron que esa no era su función.
La División de Delitos Informáticos de la Policía Departamental de Berazategui se encargó de todos los procedimientos y serán quienes peritarán los dispositivos tecnológicos.
Por otro lado, el acceso a celulares por parte de los presos en unidades carcelarias preocupa no solo a las autoridades, sino que también a los vecinos víctimas de la inseguridad y de todo tipo de delitos, ya que no sienten que estos estén cumpliendo un castigo por haber cometido tanto daño.
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