Descubrieron que en un galpón, una familia entera faenaba vacas y caballos y vendían su carne

Se trata de un aberrante caso que conmocionó a toda la comunidad, que aún no puede creer lo que estaba sucediendo en el domicilio allanado. Para colmo, al lugar llegaron por una denuncia relacionada, pero ajena a la temática. La llevó adelante la titular de Zoonosis del municipio quilmeño, Pamela Dreher, e indicó que jamás había presenciado un acto que cargara tanta crueldad y maldad como este. Cabe destacar que se da en plena lucha y crecimiento de la Ley de Maltrato Animal.

Todo comenzó en la calle 160 entre 30 y 29, en el límite entre Berazategui y Quilmes, cuando agentes del Grupo Táctico Operativo (GTO) de la Comisaría Primera fueron hasta el galpón que se encontraba en dicha intersección y se llevaron una sorpresa inesperada. Fueron a buscar un equino y se toparon con toda una faena ilegal que era llevada adelante por una familia completa.

“Estábamos buscando un caballo judicializado y nos llegó un aviso de un posible lugar en el que se encontraría. También nos contaron que en ese lugar realizaban faena de caballos y vacas. Efectivamente se veía que había caballos y vacas. Fuimos al lugar, pedimos policía. Se desplegó un operativo ante la gravedad de la situación”, indicó Dreher tras el allanamiento. Y agregó: “Nunca vi algo tan horrendo como lo que estaba sucediendo. El fiscal ordenó el secuestro de los animales y de todos los elementos de faena. Había perros muertos, un pájaro también. Nunca vi tanta crueldad como esta”.

Había cadáveres y varias cabezas cortadas de equinos, que fueron reconocidas por sus dueños. También tenían baldes repletos de intestinos y otros órganos, además de un patio lleno de huesos.

Los sindicados fueron sorprendidos en plena acción y perdieron sus materiales con los cuales “trabajaban”. Entre los detenidos, que van desde los 51 hasta los 21 años, había una embarazada. Todos fueron trasladados a la mencionada seccional y aguardan los avances de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) número 2, en manos del fiscal Christian Granados y el Juzgado de Garantías.

La carne faenada era vendida a frigoríficos y carnicerías de la zona, lo que genera un claro malestar entre los vecinos, que ya no saben lo que compran. No había inspecciones por parte de bromatología, medidas sanitarias y todo se hacía de forma muy precaria.

Creen que además estaban implicados en el robo de caballos y vacas, ya que muchos de los que eran buscados por organizaciones proteccionistas fueron encontrados allí adentro. Es importante destacar que aún había animales vivos, que pudieron ser salvados, como por ejemplo un toro con el cual facilitaban la reproducción.