Efectivos de la comisaría de Hudson desplegaron un amplio operativo de rastrillaje luego de que el abuelo del menor se acercó para denunciar su desaparición. Finalmente su abuela descubrió que jugando se había ubicado detrás de la lona de una pileta.
A raíz de la travesura de un niño de 6 años, se desplegó un importante rastrillaje en manos de los agentes policiales de la Comisaría Cuarta de Hudson, quienes en conjunto con los vecinos lo buscaron por todo el barrio, luego de que el abuelo denunció su desaparición mientras se encontraba jugando en su vivienda, en tanto que finalmente dieron con su paradero y estaba escondido debajo de una lona.
Lo ocurrido en ese domicilio de Berazategui fue realmente insólito y el pequeño tiene una anécdota grande para contar el día de mañana. Sin embargo, los responsables de su cuidado vivieron momentos desesperantes, en medio de una situación de tensión por la cual atraviesa el país por el caso Loan. Por suerte, todo se trató de una broma inocente y lo resolvieron a las pocas horas, para darle la tranquilidad necesaria a los damnificados y llevar la calma al vecindario, que estuvo revolucionado.
El episodio tuvo lugar en una casa situada en la calle 137 al 5700 y fue el abuelo del niño quien se apersonó en la mencionada seccional, la cual está ubicada en Barrio Marítimo, en 134 y 53 Bis. Informó que su nieto, Ismael, estaba jugando en el patio de su vivienda y que de un instante para otro se esfumó de la faz de la tierra. Lo buscó por todos los rincones, tanto adentro como afuera, pero no hubo caso. El nerviosismo se hizo notar y fue a pedir auxilio de inmediato, ya que se imaginó lo peor.
En sintonía, salieron con varios móviles a rastrillar por la zona y no hubo resultado. A pesar de que transitaron por cuadras y cuadras, el chico no apareció y la preocupación empezó a aumentar. Pero minutos más tarde, el llamado de la abuela del chiquito, que se había quedado en la finca, le devolvió el corazón al cuerpo.
Ismael se había escondido detrás de la lona de una pileta que está en la parte trasera del lugar y permaneció allí sin decir nada. La misma no tenía ningún bulto y fue muy atento para que nadie se dé cuenta por un largo rato. El operativo duró largos minutos y finalmente todo volvió a la normalidad.
Lo cierto es que la travesura costó caro, sobre todo en el estado emocional de sus allegados, aunque festejaron que haya sido eso y no otra cosa. Los vecinos también salieron a buscarlo por cielo y tierra y volvieron en paz a sus casas.