Se trata de un hombre de 63 años, con las facultades mentales alteradas, que vivía con la fallecida,de 84 años. Convivió con el cuerpo, que entró en estado de descomposición, durante 72 horas.
Un hombre trasladó el cuerpo de una mujer fallecida en una silla de ruedas a la morgue del cementerio de Ezpeleta y le comunicó a los trabajadores del lugar que había convivido tres días con el cadáver, el cual presentaba un avanzado estado de descomposición, en tanto que los peritos judiciales confirmaron que la damnificada murió de manera súbita y evalúan las alteraciones mentales del sujeto.
Se trata de un caso que conmociona a la comunidad por cómo se desarrolló el suceso y el impacto que tuvo conocer que el protagonista de la historia caminó de tal modo por las calles de Quilmes. Lo cierto es que no dio aviso de lo que había ocurrido y recién 72 horas después lo reconoció, algo que alertó a las autoridades, que lo entrevistaron y fueron hasta su vivienda. Allí vieron que vivía en condiciones deplorables, aunque descreen que haya habido violencia de por medio. Sin embargo, no pudieron obtener el conocimiento del vínculo que ambos mantenían, ya que este no lo dijo.
Ocurrió en el transcurso de la semana pasada y la jubilada, identificada como Linda, de 84 años, que vivía en la calle Bolivia al 2600, murió de un infarto en la jornada del martes. Ella residía con un hombre, de 63, que en lugar de llamar a la ambulancia y alertar sobre lo que había pasado a los profesionales médicos para que hagan el respectivo traslado, eligió seguir con su vida normal y convivió tres días más, hasta el viernes, con el cadáver, que por razones naturales se empezó a descomponer.
Sin embargo, pasado ese lapso, sentó a la fallecida en una silla de ruedas y la trasladó caminando hasta el cementerio de Ezpeleta. Desde el sitio en el cual residían hasta la morgue del mencionado lugar, hay más de 50 cuadras de distancia. Algo realmente extraño es que nadie haya notado el pequeño detalle y que no hayan llamado a la policía, teniendo en cuenta que caminó más de una hora, cruzando avenidas y zonas transitadas.
Al llegar hasta la entrada de la calle Laguarda, dialogó con los trabajadores de la morgue, los cuales se sorprendieron ante tal panorama. Demoraron al hombre y avisaron al 911. En sintonía, uniformados policiales lo entrevistaron e intervino la Unidad Funcional de Instrucción 4, a cargo de la fiscal Karina Gallo, quien caratuló el caso como “averiguación de causales de muerte” y ordenó diversas pericias para esclarecer la situación.
Agentes policiales fueron a la vivienda del sujeto y vieron que las condiciones en las que vivía eran deplorables, ya que estaba todo sucio, acumulado y la mujer falleció en ese lamentable ambiente, lo cual lo complicaba. Sin embargo, tras la autopsia, dieron cuenta que murió de un infarto y que no hubo violencia de por medio.
En tanto, trabajan para ver cómo seguir con esta persona, que tiene las facultades mentales alteradas y que convivió con un cadáver durante 72 horas.
El hecho llevó a recordar lo ocurrido a mediados de abril en Río de Janeiro, Brasil, donde una mujer llevó en silla ruedas el cadáver de un hombre -su tío- a un banco, pero con la intención de cometer una estafa: quería simular que firmaba un préstamo que se había aprobado a nombre del difunto. Los empleados bancarios advirtieron rápidamente la maniobra, llamaron a la policía y la sobrina fue detenida.