Familiares, amigos, vecinos y autoridades municipales compartieron una oración de acción de gracias, donde se destacó la cualidades y valentía del joven que dio su vida en defensa de su padre, Hugo, al que habían ido a matar.
Se cumplieron 20 años del cruel asesinato de Nahuel Iraizoz, un joven vecino de Longchamps que fue baleado al salir en defensa de su padre, al que habían querido matar. En medio del dolor, pero con profunda emoción y fe, su familia, amigos y vecinos lo recordaron con una acción de gracias frente al Mural de la Justicia que en su memoria y de más de 70 víctimas de la inseguridad luce en las paredes de la Escuela Industrial 1 de esa ciudad de Almirante Brown.
La sentida oración fue presidida por el padre Gustavo Ercolino, sacerdote que conoció personalmente al joven, a quien definió como "un santo de la puerta de al lado", tal como describe el Papa Francisco a las tantas personas que viven la santidad a diario. "Nahuel fue un joven sano, preocupado por los demás y, sin dudas, muy valiente para dar su vida por la de su padre".
Más de medio centenar de personas acompañaron a la familia durante el homenaje, entre quienes estuvieron el intendente Mariano Cascallares; el secretario de Gobierno municipal, Juan José Fabiani; y Eduardo Fabiani, quien fuera un destacado dirigente del PJ local, concejal y funcionario comunal.
El mural, que fue refaccionado e iluminado por la comuna, que también dispuso medidas para facilitar el acceso a la comunidad, fue bendecido una vez más por el sacerdote, elevando una oración por las 75 víctimas de la inseguridad que recuerda.
Frente a ese auditorio, Hugo, el papá de Nahuel, volvió a insistir a que "fue a mí a quien vinieron a matar", apuntando a "la mafia de Jorge Villaverde", el poderoso mandamás peronista que condujo los destinos del municipio por más de 20 años. Según Iraizoz, "un vasco separatista" como lo definió la exintendenta Hebe Maruco, sus intenciones de dividir al distrito y crear Altos del Sur -con las localidades de Glew, Longchamps y Ministro Rivadavia-, molestaban a la dirigencia de turno y considera que fue lo que motivó el ataque que terminó con la vida de Nahuel. Aunque vale aclarar que esa denuncia nunca pudo ser probada en la Justicia.
Previo al hecho del 14 de agosto de 2004, donde hirieron gravemente al joven que falleció once días después, Iraizoz recibió varias amenazas de muerte, las que llegó a advertir a altos funcionarios de la Provincia y del gobierno nacional de aquellos años.
Profundamente conmovida por la presencia de uno de los mejores amigos de su hijo que al verla le dijo: "Te traigo el abrazo de Nahuel", su madre, Marta Doldán, recordó las cualidades de Nahuel y su compromiso con el prójimo, y agradeció la presencia de todos.
El fatídico hecho ocurrió el 14 de agosto de 2004, cuando, según estableció la Justicia, Irineo Rojas -un convicto- y Víctor Sierra -ex agente de la Bonaerense-, llegaron hasta la maderera de su padre, Hugo, en lo que en principio se interpretó como un intento de robo. Rojas entró al negocio y disparó contra Iraizoz padre y lo hirió levemente, pero el hombre y su hijo Nahuel pudieron desarmarlo.
El joven salió a la calle e hirió a Sierra, pero enseguida apareció Alejandro Etchechury, ex agente de la Policía Federal, que lo baleó en la cabeza, muriendo 11 días después. Los tres fueron condenados por el homicidio del joven e intento de asesinato hacia Hugo Iraizoz.
De los condenados, Sierra murió en 2010; Ireneo Rojas -señalado como autor material-, cumple prisión domiciliaria, y a Alejandro Etchechury -partícipe primario- se le otorgó la libertad condicional por cumplir dos tercios, pero al comprobar que no cumplía el arresto domiciliario, volvió a prisión.
Desde 2004, nadie pudo hallar la placa que le habían colocado a Nahuel en la cabeza para tratar de salvarlo, que robaron de la morgue, ni su historia clínica, como tampoco los libros de guardia de la Comisaría de Longchamps.