Pieza clave de Cambiemos, la gobernadora bonaerense es la figura principal que hace jugar en situaciones críticas en las que, como ante la crisis por las tarifas, el gobierno necesita remontar una situación.

Hubo un tiempo en el que las perspectivas electorales de 2017 parecían complicarse para Cambiemos. De hecho todo el tiempo el oficialismo corrió de atrás en territorio bonaerense, hasta que las PASO mostraron que Cristina Kirchner no había podido pasarle por arriba a Cambiemos y la tendencia se revirtió. Pero en esa etapa, cuando en el comando de campaña advirtieron que era mejor que el Presidente no transitara el territorio bonaerense y se dedicara al interior, la gobernadora se puso la campaña al hombro. Así fue hasta las PASO, y ya con una participación más activa de Mauricio Macri, para octubre.

En ambos tramos de esa campaña para la que siempre se supo que sería la cara visible, María Eugenia Vidal fue la figura central de Cambiemos. Muy por encima de los propios candidatos, puestos deliberadamente en un segundo plano, e incluso en un buen tramo por sobre el Presidente. Dosificando sus apariciones para recargarlas sobre la semana previa a cada elección, con un verdadero cierre a toda orquesta con el episodio con Diego Brancatelli en Intratables, que para muchos fue determinante para la elección de agosto.

Está claro que la gobernadora bonaerense es el as de espadas de Cambiemos, una fuerza que a diferencia del principal partido opositor, tiene varios presidenciables, aunque está claro que el Presidente buscará la reelección. Siendo según las encuestas la figura política más ponderada del país, Cambiemos sacó provecho de ella, como dijimos, en las últimas elecciones, aun cuando su nombre no figuraba en las boletas. Por eso se ilusionan con el arrastre que pueda generar en 2019, en favor propio -claro-, de los candidatos a intendentes oficialistas, y por supuesto para Macri.

Pero el valor de María Eugenia Vidal no se limita al terreno electoral. Por eso en circunstancias adversas como las que por estos días atraviesa el gobierno por facturas muy elevadas y una inflación aún indomable, se echa nuevamente mano a su figura para tratar de fidelizar al electorado propio.

LEA MÁS:

Después de un verano bastante complicado -para no decir malo-, el gobierno parecía haberse recompuesto hacia fines de febrero, principios de marzo, cuando el Presidente abrió el debate sobre el aborto y sorprendió exhibiendo una imprevista agenda de género. No vieron venir la irrupción de las tarifas, un debate que creían ya superado desde 2016, y acaban de vivir una semana negra en el marco de esa polémica. Momento para que Vidal saliera a la cancha.

No es que no tenga sus propios problemas: el conflicto con los gremios docentes continúa abierto y sin visos de solución, y la inseguridad -un tema que recurrentemente ha afectado a los gobernadores bonaerenses- tuvo un pico precisamente la semana pasada cuando el crimen de un chofer desató un gigantesco paro de colectivos en toda la zona oeste y, sobre todo, la consternación popular.

Vidal no rehuyó ese debate. “Acompañamos en este duro momento a los familiares, compañeros y amigos (...) Lamentablemente, este hecho de violencia no es algo aislado. El narcotráfico está detrás de la violencia que se ve en los hechos de inseguridad, y si no lo enfrentamos no se va a resolver”, dijo la gobernadora, que aclaró que “esto no empezó ahora, viene de hace tiempo, pero hubo mucha indiferencia”.

Por ese tema salió a confrontarla Verónica Magario, asumiendo un rol que ni siquiera Cristina Kirchner en campaña escogió. Debe ser valorado, no muchos se animan. A Vidal le rinde que rivalicen con ella, ya sea con Baradel, Brancatelli o un bañero en Mar del Plata. A la intendenta de La Matanza, que se ilusiona tal vez con enfrentarla en los próximos comicios, le retrucó que “no se puede politizar un hecho como el crimen de Leandro Alcaraz. Mientras alguien murió, esto no puede ser una pelea entre políticos (...) Es un tema muy sensible y hay toda una familia, un grupo de amigos y una sociedad pidiendo que se haga justicia”. Y por último: “La Provincia tiene 135 intendentes, nos reunimos con todos y todos recibieron recursos en el marco del Fondo de Seguridad; La Matanza también los recibe”.

“Creemos que en los próximos meses la inflación va a ser más baja, que se va a estabilizar y a fin de año va a ser menor”, dijo Vidal la semana pasada sobre el problema que más cuesta arriba se le está haciendo al gobierno. Y recordó que “el año pasado la inflación bajó 15 puntos. Del 40% en 2016 al 25% en 2017. Así que creemos que va a haber nuevamente una baja este año y nuevamente otra en 2019”.

Habló también de pobreza: “En la Provincia hoy hay 900 mil personas menos viviendo en la pobreza, y 300 mil que antes no tenían trabajo y que hoy lo tienen. Pero todavía queda mucho por recorrer”. Luego deslizó una frase que repitió el sábado en la mesa de Mirtha Legrand: “Cuando empezamos a recorrer el Conurbano nos pedían comida; hoy lo seguimos recorriendo y nos piden más trabajo y que saquemos a los narcos. Ese es el camino”.

En el marco de un retiro con su gabinete en Chapadmalal, la gobernadora dijo sobre las elecciones de 2019 que “no es momento de hablar de candidaturas”, pero aclaró que “la más importante está definida, que es la de nuestro Presidente”. En ese mismo contexto se despegó de una eventual candidatura presidencial en 2023. Cuando el sábado Mirtha volvió a sacarle el tema insistió en que no tiene esa vocación presidencial, pero no pudo explayarse, pues la conductora buscó otra opinión.

Su presencia en la mesa de Mirtha Legrand no llamó la atención: es un lugar estratégico para el gobierno, como viene resultando últimamente El diario de Mariana, también en El Trece. Y en un punto de inflexión como éste para el gobierno, la gobernadora es una gran comunicadora para momentos de crisis.

Un traje que supo calzarse cuando un tornado afectó varios barrios de la ciudad de Buenos Aires, en vísperas de Semana Santa de 2012. Con buena parte del gabinete porteño y el propio Mauricio Macri afuera, la entonces vicejefa de Gobierno María Eugenia Vidal se hizo cargo de la situación, liderando el operativo junto al entonces ministro de Ambiente y Espacio Público Diego Santilli.

La gobernadora goza también de ciertas prerrogativas. Cuenta con el apoyo total del poder central y en ese marco se le hacen concesiones, como habilitarla a cambiar los parámetros de negociación con los gremios docentes, al punto tal de salirse de la rígida pauta del 15%, para ofrecer 10% por seis meses, más allá de que ni así Baradel y compañía hayan cedido.

El papel central de la gobernadora volvió a ser expuesto el lunes, cuando cumplió el pedido que casi simultáneamente hacía el Presidente desde Vaca Muerta a los gobernadores para que eliminaran impuestos para bajar el impacto de las tarifas. Una medida que conlleva un costo fiscal cuantificado en 3.000 millones de pesos, pero que cotiza alto para Vidal en cuanto a que le permite mostrar sensibilidad y poder de reacción, más allá de que haya sido parte de la estrategia de la Rosada. La jugada estuvo dirigida a descomprimir la situación para el gobierno nacional y poner en compromiso al resto de los mandatarios provinciales. Un servicio más de Vidal para Cambiemos.

Contacto

Registro ISSN - Propiedad Intelectual: Nº: RL-2025-11499155-APN-DNDA#MJ - Domicilio Legal: Intendente Beguiristain 146 - Sarandí (1872) - Buenos Aires - Argentina Teléfono/Fax: (+5411) 4204-3161/9513 - [email protected]

Edición Nro. 15739

 

Dirección

Propietario: Man Press S.A. - Director: Francisco Nicolás Fascetto © 2017 Copyright Diario Popular - Todos los derechos reservados