Una mujer de 44 años, vecina de un edificio en construcción en el centro de Quilmes, denunció a un grupo de trabajadores de la obra por el “permanente acoso” que sufren sus tres hijas, dos de ellas menores de edad, quienes deben soportar todo tipo de groserías con connotación sexual, una situación por demás incómoda que comenzó hace más de un año y medio y que también tiene como víctimas a las alumnas de dos escuelas de la zona.
Florencia García vive en la calle Sarmiento, entre Alsina y Videla. En septiembre de 2016 su vida y la de su familia se alteró por completo con la edificación de un ampuloso edificio de departamentos frente a su propiedad. Conforme avanzó la altura de la obra, perdió la privacidad que tenía en su terraza, pero también en dos habitaciones que justamente pertenecen a sus hijas, de 14, 15 y 23 años.
“Tuve que dejar de usar la terraza. Compré un tender y no se sube más a colgar la ropa. También cambié las cortinas de las dos piezas que dan a la calle y optamos por no abrir más de la mitad de las persianas. Todo esto por la increíble cantidad de asquerosidades que los obreros le gritan a las chicas. Para que te des una idea, ‘zorra’ es lo más suave que les dicen”, contó a POPULAR la madre de las jóvenes.
Por el tono de las frases desubicadas, Florencia hasta llegó a suspender un cumpleaños. “Mi hija cumplió 15 y le hice una reunión en la terraza con sus compañeras de la escuela. Pero era tal el acoso contra las chicas que las tuve que hacer entrar”, indicó y, luego, agregó: “Fui tres veces a hablar con el encargado de la obra y nunca se hizo cargo. Este miércoles cruzaron un límite, mi hija mayor salió dos minutos a la terraza y bajó llorando de las barbaridades que le dijeron. Por eso hoy (jueves) fui a hacer la denuncia en la Comisaría 1era. de Quilmes ”.
Lamentablemente, los efectivos policiales no supieron darle una solución. “Me tomaron la denuncia, pero me dijeron que no podían hacer nada y me aconsejaron que vaya a la municipalidad. No hay un lugar en el que uno pueda recibir ayuda en estos casos”, cuestionó Florencia, quien remarcó que el acoso también es contra las niñas de dos colegios que pasan por la cuadra.
“Yo no soy una vecina quisquillosa. No les pido que apaguen la música o que no hagan ruido. Sólo espero que tengan respeto para seguir conviviendo”, afirmó.