Una vecina varelense cumplió 102 años de vida y lo festejó a pura emoción con todos sus conocidos y su numerosa familia, entre hijos, nietos, bisnietos y hasta tataranietos, además de ser reconocida por todos sus vecinos, quienes aseguran que fue y es una gran mujer muy querida por todo el barrio, por haber vivido siempre con alegría.
No fue un día más en Florencio Varela y mucho menos en el barrio La Carolina II. Y es que una histórica señora del lugar celebró un nuevo cumpleaños, que emocionó a propios y ajenos. Se trata de Catalina Peloc, conocida como "Doña Cata", quien vivió desde su juventud en el mencionado sitio y acompañó a muchas generaciones de todo el vecindario con su pequeño almacén.
Cata nació el 19 de julio de 1921 en la localidad jujeña de Pucará y, ya casada, se vino a vivir a Buenos Aires cuando rondaba los 30. Fue en noviembre del 1952 cuando dio el 'sí' en el altar e inmediatamente se instaló en dicho partido. Ahí construyó su casa, en la cual vivió siempre con su marido, Pedro Origuela, quien falleció hace tiempo, y sus trece hijos. Entre ellos hay dos varones y once mujeres, que se encargaron de perpetuar el apellido de manera increíble formando un gran espectro familiar.
Doña Cata tiene, además, 49 nietos, 103 bisnietos (que pronto serán 104) y 27 tataranietos. La acompañan día a día y muestran todo su amor por ella constantemente en redes sociales. Eso se debe al cariño que siempre tuvo con ellos, lo cual la distingue y provoca que sea una mujer muy querida en toda la localidad. De hecho, muchos vecinos aseguran que ella es su "abuela del corazón".
La mujer puso un almacén en el barrio que se hizo muy conocido y todos iban ahí a realizar las compras y buscar mercaderías. De hecho, algunas personas recordaron eso y aseguraron que fue quien le vendió siempre las golosinas a los más pequeños de todo el vecindario con su extremada bondad y amabilidad que la caracterizó en cada instante.
En esta ocasión, la celebración fue realmente grande, acudiendo la gran mayoría de sus familiares a un salón alquilado en las cercanías de La Carolina II. Hubo comida, baile, un DJ, torta y muchas más cosas.
Se divirtieron con ella, que juega con la crema de las cosas dulces y que lanza los caramelos al piso para que los chiquitos se tiren a agarrarlos.
Su espíritu juguetón, a pesar de ya tener 102 años de vida, no cambió en absoluto y es una de las cosas que más conmueve realmente. La movilidad será un poco más reducida, por lógicas razones, pero la mente la tiene intacta y sigue siendo la mujer que fue siempre con todo el mundo.
No hubo ni un solo comentario negativo, sino que fueron todos reconocimientos y gratos recuerdos para con ella.
Ahora, aseguran que van por los 103 y que el festejo será aún más grande de lo pensado.