Siempre digo que la pesca crea lazos únicos, ésos que trascienden categorías sociales, edades y épocas. Dos personas en el agua buscando peces, son "hermanos de cañas", sea uno taxista y el otro millonario, o astronauta y vendedor de panchos.
El hecho de estar subyugados por ese sutil encanto bajo la superficie donde hay que saber leer indicios, une en una misma pasión a gente muy diversa de distintas actividades. Y en ese marco, una de las cosas más felices que nos han ocurrido en los últimos meses es haber profundizado una sincera amistad con Leonardo Mayer, el Yacaré, que fue parte del equipo argentino campeón de la Copa Davis 2016.
Y si pescamos con Leo en tiempos difíciles de recuperación de lesiones o parates en su actividad, mucho más lo haremos ahora que tiene grandes motivos para festejar: porque a pocos días del triunfo más importante del tenis argentino, el crack será papá.
Por eso, para esta celebración con cañas convocamos a dos magníficos profesionales que nos la hicieron bien fácil: Juan Pablo Gozio, de nuestra firma sponsor Tech, con varios records argentinos y mundiales a través de la entidad IGFA (International Game Fishing Asociation) y uno de los pocos capitanes IGFA de nuestro país, Matías Jalil.
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Con ellos partimos desde el Club Somisa, en San Nicolás, a menos de 230 km de Baires, para practicar exclusiva y puramente pesca con artificiales y devolución.
Arrancamos trabajando zonas portuarias donde Mayer demostró su habilidad en el baitcast, técnica donde es clave poner con precisión el señuelo en el lugar adecuado: en este caso, contra la pared del puerto. No hubo suerte. Luego remontamos el Paraná y en una playada con veril, clavé una pintoresca raya con señuelo, una verdadera rareza.
Lo que siguió fue el show de Mayer: usando el GozioShadow, señuelo diseñado por el mentado Juan Pablo Gozio pensando en nuestro Tigre de los Ríos, logró cuatro dorados al hilo, el mayor de los cuales pesó 4 kilos. Junto a Gozio y Jalil, arañamos algunos pirayús menores, pero no logramos la performance del Yacaré.
Tras una soberbia picada bajo una sombra en la isla para descansar un poco del sol, reponer fuerzas e hidratarnos bien, volvimos a la pesca, pero esta vez buscando tarariras. El guía Jalil, que conoce como nadie cada rincón de esta parte del Paraná Medio, nos llevó a "tarulandia", un paraíso taruchero donde bastó acercar la lancha para poner en fuga a varias dientonas que evidenciaron su presencia.
Aquí, cambiando los equipos a cañas de bait cortas modelo Mojo Argentina, empezamos a hacer trabajar ranas de goma, señuelos Goziolure y otros de superficie con hélice. Fue un festival de piques, donde taruchas de 2 a 3 kilos atacaban rabiosas los engaños, brindándonos luchas memorables. Aquí nos lucimos quien esto escribe, Gozio y nuestro capitán Jalil, en tanto quedó un poco relegado el Yacaré, que no le agarró el tiempo exacto a la cavada, no obstante sacar algunos ejemplares.
Lo cierto es que San Nicolás reúna las virtudes más lindas que puede tener un pesquero: buenos ejemplares, variedad de ámbitos y ese dejarte con las ganas que siempre te invita a volver.
Misión cumplida para nuestro agasajado, que se divirtió de lo lindo probando equipos sutiles y batallando con las más calificadas mandíbulas del Paraná. Cuando vuelva a su Corrientes natal, tendrá la muñeca caliente para pelear con los grandes trofeos del Norte, ésos que por aquí no se ven pero sí se extrañan.