El colesterol elevado, que en la Argentina afecta al 30 por ciento de la población mayor de 18 años, aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular e incluso infartos. Por ello, combinar una estrategia que incluya la alimentación, transformar hábitos y mejorar en la actividad física resulta la mejor prevención.

Cuando existe demasiado colesterol en la sangre, éste se adhiere a las paredes de las arterias y las “endurece”, las hace más estrechas y por lo tanto el flujo de sangre hacia el corazón se hace más lento o, en el peor de los casos, resulta bloqueado. El cardiólogo Jorge Tartaglione, miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) cree que esto se debe “a que el colesterol elevado por sí mismo no produce síntomas, un alto porcentaje de personas desconoce que sus niveles están demasiado altos”. Tartaglione considera “crucial realizarse -a partir de los 20 años- una medición de colesterol al menos una vez cada cinco años”. Entre los principales cambios vinculados con el estilo de vida se encuentran:

1. Consumir alimentos ‘cardiosaludables’. Esto implica disminuir el consumo de las grasas menos saludables, es decir las ‘grasas saturadas’, presentes sobre todo en las carnes rojas y productos lácteos, ya que pueden aumentar los valores de colesterol total y colesterol LDL. “Como opciones saludables, se aconseja elegir cortes de carne magros, lácteos descremados y grasas monoinsaturadas (en los aceites de oliva o canola).

2. Un poco de actividad física, todos los días. Realizar actividad física moderada contribuye a aumentar el colesterol HDL o ‘bueno’. “Lo aconsejable es realizar al menos 30 minutos de ejercicio físico por día y los beneficios se obtienen incluso si la actividad se realiza en intervalos de 10 minutos a lo largo del día. Bajarse algunas paradas antes del colectivo y caminar las últimas cuadras hasta llegar al destino, subir por escaleras en vez de por ascensor, nadar o practicar el deporte preferido, son algunas opciones para lograr la meta”, añadió.

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3. Cortar la dependencia con el tabaquismo. Además de reducir el riesgo de padecer distintos tipos de cáncer, disminuir la presión arterial y el ritmo cardíaco, dejar de fumar ayuda a mejorar los niveles de colesterol LDL. “Para lograrlo, lo primero es entender por qué abandonar el hábito y estar convencido de que esta decisión es la mejor para uno y los que nos rodean”.

4. Bajar unos kilos. No es necesario fijarse metas imposibles: bajar tan solo 5 a 10% del peso corporal alcanza para mejorar los niveles de colesterol. “Algunos cambios sencillos pueden ser: si se suele comer por aburrimiento, a dar una caminata corta; en vez de comer comida chatarra a la hora del almuerzo una opción más saludable o incluso comida preparada en casa; por mejores snacks tales como un manojo de frutos secos, un yogur o una fruta”, manifestó Tartaglione.

5. Moderar el consumo de alcohol. Algunas evidencias han vinculado el consumo moderado de alcohol con mayores niveles de colesterol bueno. “Aquellos que toman una copa con las comidas, pueden continuar haciéndolo”, puntualizó.

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