Muchas mujeres piensan en algún momento de su vida en hacerse una cirugía en las mamas, ya sea para achicarse o para aumentar el tamaño del busto. Pero a veces suelen aparecen algunos miedos que, infundados o no, sacan las ganas de realizarse la intervención.
Si bien hay algunos aspectos a considerar, existen algunos mitos que son precisos derribar. Para eso, los doctores Damián Wengrowicz y Maximiliano Gil Miranda, especialistas en Cirugía Plástica, Estética y Reparadora de MW Estética (www.mwcirugiaestetica.com.ar) destierran cinco premisas que se convirtieron en creencias populares.
• Los implantes mamarios tienen que cambiarse cada 10 años. FALSO. Únicamente se renuevan por elección de la paciente, ya sea por cambio de volumen, o si presentan algún tipo de problema como ruptura (que sucede en menos del 1% de los casos) o por encapsulamiento, que tiene una incidencia del 7%.
• Los implantes mamarios afectan la lactancia. FALSO. Las pacientes con implantes pueden dar el pecho sin problemas. Está comprobado que la lactancia, en las madres con implantes, no afecta la forma de las mamas con respecto a las no implantadas.
• El implante mamario puede explotar en el avión. FALSO. Los cambios de presión no pueden hacer explotar una prótesis. Los implantes modernos son extremadamente resistentes.
• Los implantes mamarios aumentan el riesgo de cáncer de mama. FALSO. De hecho, no suponen ninguna contraindicación para poder hacer cualquier prueba de imagen sobre los pechos. Las prótesis no pueden dañarse a causa de estas pruebas y, si son realizadas en buenos centros con adecuada tecnología, tampoco producen distorsión de los resultados. Por otro lado, no existe evidencia científica de que los implantes mamarios aumenten el riesgo de contraer cáncer de mama.
• Con prótesis, no se puede dormir boca abajo. FALSO. Solo durante el primer mes post cirugía. De esta manera se logra que los implantes queden perfectamente simétricos y con la forma óptima. Después de este tiempo, se puede dormir en la postura que se desee.