La sabiduría milenaria se incorporó a ciertos hábitos al momento de comer, que pueden transformarnos no sólo desde el pensamiento, sino del bienestar físico. Descubrir los aliados de la mesa y modificar ciertos vicios aprendidos, es un nuevo camino hacia una vida sana asegurada.
Por lo común, se asocia a la macrobiótica como un tipo de alimentación particular, sin embargo sus seguidores afirman que es mucho más que eso.

Fue el japonés Georges Ohsawa, quien a mediados del siglo XX dio a conocer al mundo occidental esta teoría, cobrando gran auge en nuestro país a mediados de los '80.

La macrobiótica podría decirse que es una doctrina o una filosofía de vida, mucho más que una manera de alimentarse. De hecho, se basa en una serie de consejos y normas que apuntan a lograr una vida saludable gracias al equilibrio entre los principios Yin y Yang presentes en toda la naturaleza, y base esencial de la milenaria medicina china y el budismo zen. Si bien no se trata solo de alimentación, esta es fundamental que esta filosofía entiende que la salud se manifiesta cuando existe armonía entre la serenidad espiritual, el estado de ánimo y la alimentación. Podría decirse entonces que la macrobiótica es un modo de vida que persigue una evolución personal, y tal vez esto sea lo que la convierte en un corriente muy interesante. Esto puede traducirse en un estilo de vida en el que las personas encuentran la posibilidad de ser más tolerantes, responsables y sanas, dando lugar a una sociedad más saludable.

Como ya se dijo, si bien la comida macrobiótica no es lo único que sustenta a esta filosofía, sí es de suma importancia. La alimentación macrobiótica pone el acento en el efecto energético de los alimentos como herramienta para alcanzar el bienestar, basándose en los conceptos de Yin Yang, es decir, que no solo tiene en cuenta los nutrientes, sino también la energía que los mismos nos aportan. Cereales integrales, legumbres, proteínas vegetales, verduras y frutas de estación, pescado y algas marinas son la base de la cocina macrobiótica. La comida macrobiótica es natural, sabrosa y saludable. No hay alimentos prohibidos, sino que todos se utilizan con criterio. De todos modos, los especialistas en nutrición tradicionales, advierten que esta alimentación puede crear cierto déficit de vitaminas y proteínas.

Sin dudas, la alimentación macrobiótica en occidente implica una adaptación del pensamiento oriental en el que alimentación, medicina e incluso espiritualidad se presentan unidas. Pero es importante mencionar que ciertos principio de este tipo de alimentación también está presente en la alimentación de nuestros pueblos originarios como muestra el uso de cereales, granos y harinas.

En esta filosofía, la importancia de la alimentación reclama una toma de conciencia ya que es la base de toda manifestación. En esto podemos estar de acuerdo, sin alimentación no hay vida, pero la macrobiótica va más allá considerando que calidad de la alimentación determina la calidad de vida.

Principios que rigen la dieta macrobiótica: Suprimir alimentos industriales, azúcar, conservas, colorantes. Cocinar alimentos con aceite vegetal o agua, en recipientes de barro cocido o de hierro esmaltado. Usar sal marina, no refinada ni enriquecida. Evitar frutas y verduras tratadas con abonos químicos.

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