En el curso de la vida cotidiana los seres humanos son víctimas de las fuerzas del mal que están siempre al acecho para ganar nuevas víctimas.
En el diario convivir uno puede relacionarse con personas que inconscientemente -sin descartar a las personas que lo hacen deliberadamente- causan daño. Si usted es un ser de gran fuerza espiritual rechazará es tipo de intento pero están las personas que agobiadas por sus propias frustraciones y muy envidiosas que se valen del llamado mal de ojo, para perjudicar provocando tragedias, mala salud, tendencia a la depresión, es decir distintos tipo de males apoyados en su mayoría en la mente débil del otro u otra a quien quiere perjudicar por su falta de entereza para vencerlo.
Hoy se enseñará el método seguido en el tiempo de la Inquisición para ahuyentar al mal de ojo. Si se sospecha de que alguien quiere causar alguna daño no hay que hacerle saber que se está al corriente de sus perversas intenciones.
Los consejos de aquella lejana época consistían en persignarse con el pulgar derecho en la frente, la boca y el pecho mientras se repetían las siguientes palabras "os conjuro espíritu del mal a no apropiarse de mi cuerpo para hacerme daño y a abandonar mi ser para siempre, Para ello invoco a mis ángeles custodios para que os aparte de mí, ya que por su descuido entraste en posesión de mi cuerpo y alma para dañarme. Yo, en el nombre de Dios Padre Todopoderoso, de Nuestro Señor Jesucristo en la Santa Cruz con el agua por él bendita y del Espíritu Santo os ordeno salir de mí para siempre y que me dejes en paz para poder así seguir el camino del bien indicado por Nuestro Señor"
Con el correr del tiempo aparecieron otros conjuros que aseguraban que se podían liberar del mal de ojo realizando ciertos rituales, ya que los que quieren causar ese daño no ceden en sus malas artes
Hay que insistir en las oraciones y los ruegos y tratar de reforzar su pensamiento para rechazar desde el fondo del alma, el dominio del mal puede ser ayudado quemando en un braserito incienso en grano, con mirra en polvo, laurel seco cáscara de ajo, clavo de olor. A medida que se eleva el humo se dice en voz alta "Casa de Jerusalén donde entró Jesús y salió todo el mal haz que este espíritu del mal enviado por Satanás salga de mi cuerpo y alma para que vuelva a reinar en mi tu Bien Pido a Jesús, Hijo de Nuestro Señor, que haga que ese espíritu inmundo se vaya de mi ser y entre la luz divina, eliminando este maleficio que malos ojos e intenciones han causado en mi ser. Aleja esta mal influencia y vuelva a mí la serenidad y la paz que mi ser siempre ha conservado en Tu nombre que este sahumerio haga que - decir el nombre de la persona que causa el mal se aleje de mi vida junto con el mal por ella causado para que no vuelva a repetirse. En tu nombre y de rodillas te pido me liberes de este mal. Amén.
Todo lo expuesto es algo que viene de tiempos lejanos, pero la realidad en el siglo XXI es que todo ser humano tiene la suficiente voluntad no sólo para no creer en estos maleficios sino para rechazarlos gracias a su fortaleza, mediante la oración y el propósito firme y decidido tanto en el espíritu como en la mente para rechazar no sólo el legendario mal de ojo sino cualquier otro tipo de maleficio y proseguir con el ritmo de su vida normal y feliz sin tropiezos.