Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.
Seguramente a lo largo de tu vida te encontraste con muchísimas personas que, con afán de ayudarte a transformarte (yo pude haber sido alguna de ellas en algún video o algún comentario que hice en mis redes sociales si es que me seguís por ahí) te han dicho: el problema a todos tus problemas sos vos mismo. Bueno, si bien para mí esto es así (y digo para mí, porque quiero que podamos realmente trabajar con el concepto de las no verdades absolutas y de la aceptación plena, ya que esa para mí también es la clave a la verdadera transformación), cuando digo esto es así me refiero a que por lo menos a mí me sirvió y me ayudó muchísimo el darme cuenta de que si yo era la que quería cambiar
¿Cómo no iba a depender de mí ese cambio? Si yo ponía el poder de la responsabilidad de mis problemas afuera le estaba dando, por un lado, un poder al afuera y a los otros que era demasiado; y por el otro, me quitaba a mí toda posibilidad de acción porque si lo de afuera no cambiaba o sí el otro no cambiaba o si determinadas situaciones no se solucionaban por obra y gracia del Espíritu Santo o por acciones que dependían de otros, entonces yo no iba a poder cambiar mi vida, es decir, no iba a poder cambiar.
Ahí fue que me di cuenta que era una trampa. Estaba completamente atrapada en un lugar sin salida si seguía poniendo la responsabilidad afuera. Entonces, más allá de lo que me hubiesen dicho o no me hubiesen dicho, yo me di cuenta que si yo no tomaba las riendas y no me empezaba a hacer cargo de todas las cosas de mi entorno y de mi alrededor y de lo que yo quería que cambie, las cosas no iban a cambiar.
Es probable que cuando yo te diga “la responsabilidad es toda tuya” vos por ahí no te lo creas del todo. Por ahí todavía encuentres alguna grieta en tu pensamiento donde termines poniendo la responsabilidad afuera, donde le eches la culpa a otro de algún que otro problema que vos tengas y cuando digo a otro me refiero a: pareja, hermanos, madre, padre, trabajo, compañero, jefe, circunstancias económicas, políticos, policía, maestros, doctores, médicos, enfermedades ,virus, circunstancias, afuera lo que es afuera. Y está bien que así sea porque nuestro cerebro tiene años de entrenamiento, años de poner afuera. Entonces no está mal que vos digas: “Che, bueno, tomo la responsabilidad de todo pero la verdad es que tal cosa tiene que cambiar, Si no es muy difícil”.
Romina Atencio
Tomá esas grietas que te empiezan a aparecer porque son esas grietas, esas pequeñas grietitas mentales donde todavía no podemos hacernos cargo, donde todavía sentimos que tenemos que poner afuera, donde todavía no podemos cortar con ese cordón umbilical, donde todavía no podemos salirnos de esos patrones de pensamiento, las que hoy te están atando y no te dejan poder lograr la vida que está soñando y lo que querés.
Es ahora cuando te toca poner manos a la obra y vamos a hacer un ejercicio para poder detectar en parte de dónde vienen esos patrones y cuáles son esas grietas de pensamiento donde todavía estás anclada en la no responsabilidad.
Enumera todas las cosas de tu vida que estás queriendo modificar hoy. (Podés poner acá lo que no te gusta, lo que te gustaría que cambie: puede ser una relación, puede ser el humor, puede ser tu cuerpo, tu economía, puede ser lo que vos quieras, no hay ni bien ni mal. Pero tenés que poder ser muy sincero y poner todo aquello que vos quieras que sea distinto a hoy).
Para hacerlo te voy a invitar a que busques un espacio donde estés cómodo, donde puedas estar relajado y que tomes tres respiraciones profundas. Cuando ya estés listo, inhala y exhala por la nariz y mientras lo haces repetí: “inhalo al inhalar y exhalo al exhalar”. Este ejercicio te va a permitir comenzar este caminito del desarrollo personal.
Cuando ya tengas tu lista preparada entonces te voy a invitar a que la observes, la leas y la releas sin juzgarla, sin querer cambiarle nada de forma racional simplemente obsérvala y listo. ¿Qué sentis al observar lo que escribiste? ¿Cómo es la versión tuya que ya lo cambió? ¿Qué pensamientos tiene?
Te invito a indagarte, a preguntarte y a no quedarte quieto. El camino es hacia adentro. Si te resuena algo de esto y quisieras seguir indagando, ¡no dudes en ponerte en contacto conmigo!