Las conocidas “dietas milagro” y los jugos "detox" son regímenes apuntados a adelgazar, que tienen en común la promesa de una rápida pérdida de peso sin esfuerzo. Pero, ¿realmente funcionan?
La realidad es que estas dietas no cuentan con ningún fundamento científico, y suelen generar un gran desequilibro en nutrientes y pérdida de masa muscular, así como aumentan el riesgo de padecer enfermedades. Además, está comprobado que favorecen una recuperación muy rápida del peso perdido, en lo que se conoce como “efecto rebote”.
Estas dietas milagrosas, en general, se basan en un solo alimento o nutriente, y se pueden clasificar en cuatro tipos: ricas en proteínas, ricas en carbohidratos, ricas en grasas o disociadas.
“Las dietas milagro no son equilibradas, y rompen con las leyes esenciales de la buena alimentación”, explica la Licenciada en Nutrición y especialista en Trastornos Alimenticios, María Agustina Murcho.
Una alimentación saludable se basa en cuatro leyes que buscan garantizar una alimentación suficiente, completa, armónica y adecuada para cada persona. Estas son:
- Ley de la cantidad: busca una alimentación suficiente para cubrir las necesidades calóricas del individuo y mantener en equilibrio el cuerpo. Cuando la alimentación es insuficiente, se genera una desnutrición, mientras que cuando es excesiva, se produce el sobrepeso u obesidad.
- Ley de la calidad: la alimentación debe ser completa con todos los macros y micro nutrientes.
- Ley de la armonía: establece una relación proporcional entre los principios nutritivos.
- Ley de la adecuación: tiene como finalidad estar supeditada a la adecuación a cada persona, es decir, acorde a los gustos de la persona, hábitos, cultura, situación socioeconómica y su estado de salud.
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De acuerdo a esto, “la dieta cetogénica, por ejemplo, se basa en grasas saturadas, por lo que no respeta la ley de la calidad, de cantidad, ya que incita a consumir una cantidad innecesaria de verduras, no es armónica, porque no incluye todos los nutrientes, y no se adecua a los hábitos del paciente”, menciona Murcho.
En las dietas milagrosas, “no se cumple la ley fundamental que es la adecuación. Al momento de plantear una dieta a un paciente, es necesario conocer los hábitos, gustos, estilo de vida y si realiza actividad física. Además, no se puede prohibir cosas, porque si le gusta el chocolate, incluso en una dieta orientada a bajar de peso, no se puede eliminar, ya que la restricción hace que uno coma más”, explica la especialista.
En general, estos regímenes exponen a quienes lo realizan, a un desequilibrio en sus nutrientes, una severa restricción de la energía ingerida, desventajas para la salud, como la pérdida de masa muscular y el aumento del riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, anemia. “Incluso, son un disparador muy importante en los trastornos de alimentación”, enfatiza.
Por otro lado, las famosas dietas detox, muchas veces basadas en jugos, ofrecen un método para eliminar del cuerpo sustancias tóxicas o poco saludables, a través de la abstención y la ingesta de “zumos depurativos”.
“El organismo tiene el hígado, el riñón, la piel y los pulmones para eliminar toxinas de manera natural. No se necesita un jugo que limpie el cuerpo, porque el mismo cuerpo se limpia, y se limpia comiendo bien”, desmiente Murcho.
Y asegura: “Si un día me como una hamburguesa con papas fritas, al día siguiente no necesito un jugo para depurarme, lo hace el hígado. Siempre que se retome una alimentación saludable, haciendo ejercicio, tomando agua, comiendo frutas y verduras”.
En general, todas estas dietas milagrosas para perder peso en poco tiempo, si bien logran que las personas bajen rápido, también lo recuperan con la misma velocidad. “Es una alimentación insostenible, en la que se pierde masa muscular, por lo que se ralentiza el metabolismo, al poco tiempo se produce un atracón, lo que genera grasa, y cada vez cuesta más bajar de peso”.
Por este motivo, la nutricionista recomienda: “Es ideal conocer cómo come la persona y modificarle los hábitos. Indicarle que haga ejercicios físicos y que no coma por emociones, y analizar el perfil hormonal del paciente, ya que tanto el cortisol, la insulina, la prolactina, o la tiroides desrreguladas pueden evitar que se baje de peso a pesar de alimentarse bien”.
Para lograr la pérdida de kilos a largo plazo, los especialistas recomiendan huir de los métodos "milagrosos", y cambiar los hábitos alimentarios, además de practicar regularmente ejercicio físico.