El 28% de las muertes en la Argentina se producen por diversas enfermedades cardiacas, donde una de cada tres personas que tuvieron un problema cardiovascular tuvo un segundo problema por no controlar los factores de riesgo. A raíz de estas cifras, se tomó la decisión de tomar conciencia sobre la salud cardíaca en el Día Mundial del Corazón que se conmemora cada 29 de septiembre.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) especificó, en un informe, que en Argentina las ENT (enfermedades no transmisibles) representan el 77% de las muertes en nuestro país, y el 28% de ellas están representadas por las enfermedades cardiovasculares (ECV).
En el mismo informe se indicó que las ECV son la causa de mayor cantidad de muertes a nivel mundial, ya que, anualmente se cobran 17,3 millones de vidas.
En cuanto a los factores de riesgo que pueden permitir la aparición de alguna enfermedad, en Argentina se encuentran la obesidad, hipertensión, la inactividad física, el consumo de tabaco y alcohol.
El Colegio Argentino de Cardiólogos realizó un sondeo denominado 'Encuesta sobre Conciencia de Prevención Cardiovascular' e indicó que esta falta de control en los factores de riesgo propició que 1 de cada 3 pacientes (29,2%) vuelva a tener un segundo evento cardiovascular que requirió internación.
El trabajo sobre 120 pacientes (89 hombres y 31 mujeres) que padecieron un episodio cardiovascular como infarto coronario, angina de pecho o accidente cerebro vascular (ACV) mostró que antes de sufrir un episodio dos de cada tres individuos (70,8%) no se ocupaba de mantener conductas saludables y de controlar sus factores de riesgo.
Sin embargo, la cifra cambió favorablemente a partir del hecho, donde el 93,3% de los pacientes se controlaban total o parcialmente.
Entre los motivos mencionados por los no cumplidores, figuran "porque se sentían bien" (34,7%), "falta de regularidad" (16,3%) o simplemente porque "las tareas habituales se lo impedían" (6,1%).
"El hábito de fumar es la principal causa de enfermedad y muerte prematura prevenible en nuestro país y el mundo. Estudios observacionales han demostrado que el fumador activo tiene un 80% más de probabilidad de tener un infarto de miocardio o accidente cerebro vascular (ACV) en relación al no fumador", detalló Mario Boskis, cardiólogo y miembro titular de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
En tanto, reconoció que si se deja de fumar, preferentemente, antes de los 40 años, "la mortalidad del fumador cae en forma impresionante, casi un 90%".
Una dieta balanceada que incluya frutas, verduras, legumbres, frutos secos, cereales integrales y poca grasa saturada ha demostrado que, junto a un incremento en el consumo de pescado y grasas saludables como el aceite de oliva, es necesaria para poder reducir los eventos coronarios en forma significativa.
En esta misma línea, Paola Courtade, especialista en cardiología y miembro de la Federación Argentina de Cardiología (FAC), describió que se estima que dejar de fumar y realizar actividad física pueden reducir el número de muertes por enfermedad coronaria en un 20 y un 18%, respectivamente, y el control de la hipertensión puede reducir el número de muertes por enfermedad cerebrovascular entre un 20 y 25%.
A los factores de riesgo modificables en lo que respecta a la salud, la Federación Mundial del Corazón (WHF de sus siglas en inglés) suma la falta de acceso al sistema de salud, contaminación y el factor psicosocial, bajo el lema "Usa el corazón para cada corazón", para concientizar sobre las mejores maneras de usar el corazón para la humanidad, naturaleza y uno mismo.
Con respecto al primer pilar, la Federación mencionó que más del 75 % de las muertes por ECV ocurren en países de ingresos bajos a medianos, pero el acceso puede ser un problema en cualquier lugar.
En segundo lugar, la contaminación del aire es responsable del 25% de todas las muertes por ECV. "Hay un gran número de estudios científicos que evidencian que los contaminantes en el aire se asocian con la posibilidad de generar enfermedad cardiovascular. Estos compuestos, ya sea en forma de gas o pequeñas partículas microscópicas son inhalados hacia los pulmones y de allí pueden penetrar en la circulación sanguínea haciéndola más susceptible a generar coágulos", sentenció Boskis.