Romina Atencio es coach y mentora de mujeres y parejas. Para cualquier consulta, comunicarse al correo electrónico [email protected]. Instagram: @diosalmica. YouTube: @rominaatenciocoaching.
Todo el tiempo nos estamos juzgando. A cada paso que damos, juzgamos. Nos levantamos de la cama y pensamos automáticamente: “Tengo sueño, no tengo sueño. Qué fiaca, qué lindo día. Qué día feo, etc”. Después salís de la cama y ya antes de caminar al baño tu cerebro te lleva sin que te dés cuenta a actuar guiado por los juicios que ya hiciste en tu cabeza. Pongamos por ejemplo lo siguiente: Si te levantás de la cama, es invierno, tocás con los pies el suelo y está frío, sin pensarlo, los sacás del frío, o los dejás. Es un acto automático, un reflejo creado... y esta automatización dependerá de tu juicio sobre el frio: ¿Te gusta o no te gusta sentir el piso frío en tus pies? ¿Es o no agradable? Puede que tengas un par de pantuflas, que hayas decidido comprar si no te gusta pisar el piso frío de invierno. O puede que no tengas, porque no hayas decidido hacerlo y entonces te enojes al pisar el piso frío y digas: ¿Por qué no tengo un sistema de calefacción que caliente el piso? O puede que no te moleste el frío, y no lo registres.
¿Seguimos? Este proceso mental ocurre con cada movimiento, con cada micro decisión que tomamos en nuestro día a día. La mayoría de estas decisiones no se producen de forma consciente, sino que es nuestro inconsciente el que las rige sin preguntarnos si queremos o no queremos tomarlas. Lo hacemos de forma automática. Te voy a invitar a que hagas un pequeño ejercicio para darte cuenta de cómo funciona todo el tiempo de forma perfecta este mecanismo y me digas vos si podemos o no dejar de juzgar.
Frená lo que estás haciendo y comenzá a observar tu entorno. ¿Dónde estás?¿Estás tomando algo? ¿Tenés alguna infusión cerca, alguna bebida? ¿Estás comiendo algo? ¿Estás sentado? ¿Estás acostado? ¿Estás escuchando música? ¿Estás en silencio? ¿Estás rodeado de gente o estás solo? Trata de desandar los pasos que te llevaron a este momento ¿Cómo fue tu preparación previa para ponerte a leer este artículo? Registrá todos esos pequeños hechos, esas pequeñas circunstancias, esos detalles que ahora te rodean.
Por ejemplo, yo ahora mientras escribo estoy tomando mate. Este mate tiene hierba, tiene coco y tiene manzanilla. Hace unos meses jamás se me hubiese ocurrido ponerle coco y manzanilla a un mate, puesto que yo tomaba solamente mate amargo. Hoy me permití probar cosas diferentes. Y en este instante estoy tomando un mate que ya tengo automatizado de forma diferente. Al reconocer que es una automatización puedo cambiar, puedo frenar antes de poner la manzanilla y puedo elegir si lo hago o no.
Romina Atencio
Mientras que no haya registro de esta automatización la voy a seguir haciendo sin darme cuenta. Incluso creyendo que estoy eligiendo el mate amargo porque me gusta cuando en realidad no es así. Por otro lado antes de sentarme a escribir me preparé un mate, no me serví un vaso de agua. No me hice un té ni un café. Honestamente no lo hice por elección, lo hice de forma automática porque tengo completamente incorporado el hecho de que antes de sentarme a trabajar, a escribir, a crear, me preparo un mate, en mi mismo recipiente, con mi mismo termo, usando la misma bombilla, con el agua a la misma temperatura de siempre.
Cuando comenzamos a ser conscientes de esto empezamos a poder elegir en este instante. Mientras que te estoy explicando este ejercicio me estoy observando me estoy deteniendo y estoy haciendo el mismo ejercicio conmigo y me estoy dando cuenta que el agua del termo está fría está a una temperatura que a conciencia no elegiría y sin embargo sigo tomando por automatización. Por eso en este momento me voy a calentar el agua. Así que te dejo con este ejercicio. Cuando lo termines registra por escrito aquellas cosas que a lo mejor si lo pudieras pensar dos segundos no hubieses elegido o aquellas cosas que a lo mejor te animás a probar algo distinto, y no lo haces por automatización.
Si ya terminaste el ejercicio, entonces te habrás dado cuenta de que la mayoría de las decisiones que tomamos en nuestra vida en realidad no son decisiones sino automatizaciones, es decir que son guiadas por nuestro inconsciente.
Nuestro inconsciente se alimenta de creencias de estructuras de mandatos y de juicios que fuimos viviendo nutriendo y forjando durante toda nuestra vida especialmente durante nuestros primeros años. No tiene que ver sólo con las cosas que nos dijeron, sino que también, tiene que ver con aquellas cosas que observamos y que incorporamos como correctas. Nuestro inconsciente es tan poderoso que por ahí incorporó como correctas en el fondo, cosas que hoy cuando las mirás, las juzgás como incorrectas.
Entonces... ¿Podemos dejar de juzgar? La respuesta es NO, no podemos. Pero si podemos cambiar nuestra forma de ver. Hasta el próximo domingo!