Por placer, para estar en forma, para hacer amigos, para tener lindas piernas... Los motivos para subirse a una bicicleta son muchos y esto queda avalado en distintos estudios que demuestran que andar en bicicleta tiene beneficios para la salud.
Está clínicamente comprobado que es una de las actividades más completas y universales para prevenir dolores de espalda, proteger articulaciones y mejorar el sistema circulatorio e inmunológico, así como mantener la salud psíquica en orden.
Andar en bicicleta supone un magnífico ejercicio cardiovascular que fortalece nuestro corazón. Además la participación de los músculos y de las articulaciones es máxima en número e intensidad durante el ejercicio del pedaleo. Está científicamente comprobado y demostrado que la intensidad del ejercicio realizado al montar en bicicleta aporta excelentes beneficios a la salud y así lo corroboran numerosos estudios realizados.
Pedaleando al menos media hora se entrenan al máximo los cuádriceps y se tonifican y endurecen los glúteos. Los mayores beneficios se obtienen además porque al mismo tiempo se ejercita la parte superior (pecho, espalda, hombros) y también la parte inferior del cuerpo (muslos, nalgas, pantorrillas), resultando así uno de los mejores ejercicios que se pueden realizar para mantener el cuerpo activo.
Hacer un uso regular continuado de la bicicleta aporta mayores beneficios, como aquellos que acuden al trabajo a diario en bicicleta, logran mejores resultados que aquellos que practican deporte solamente los fines de semana.
Muchas personas que sufren molestias típicas como el dolor de espalda, tienen sobrepeso o padecen enfermedades cardiovasculares, podrían obtener muchos beneficios al andar en bicicleta. Y para aquellos que piensan que “ya están mayores”, los beneficios que se obtienen son palpables aunque se empiece tarde. La duración y la frecuencia de los trayectos se deben ajustar según la condición física, la edad y los resultados que se deseen conseguir.
A diferencia de las actividades en las que hay golpeo, como los saltos o la carrera a pie, con la bicicleta las rodillas funcionan protegidas, ya que del 70 al 80% del peso del cuerpo gravita sobre la silla. Es la mejor alternativa a la carrera, con beneficios físicos muy similares, pues en la bicicleta, ni las articulaciones ni los cartílagos soportan cargas elevadas. Cuando las articulaciones se movilizan con poca presión los nutrientes pueden llegar a ellas con facilidad y las sustancias beneficiosas se difunden en ellos fácilmente. Hay que evitar desarrollos muy duros si se quiere conservar sanas las rodillas.