La spirulina o espirulina, una especie de alga verde azulada que flota en los lagos, es un alimento que otorga bienestar y una buena nutrición. Esta alga estandarizada está al alcance de todos como suplemento dietario en forma de cápsulas y puede conseguirse en dietéticas y farmacias.
Pareciera ser que tanto los aztecas como los kanembu (tribu africana radicada en África central) fueron los primeros que se animaron a probar la espirulina, que es en realidad una cianobacteria no tóxica que crece en lagos que poseen PH alcalino. Se cree que los primeros, que la cultivaban en el lago Texcoco, la utilizaban básicamente para alimentar a sus mensajeros, que requerían mayor energía para llegar lejos y rápido. Por su parte, la tribu de los kanembu, cultivaba la espirulina en el lago Chad. Se supo esto al investigar los alimentos que esta tribu consumía ya que se observó que sacaban del lago una especie de alga a la cual dejaban secar y luego comían.
La espirulina representa un valioso suplemento dietario debido a su excelente valor nutricional y su perfil de seguridad en relación con el consumo. Los estudios llevados a cabo hasta la fecha la sitúan como un compuesto potencialmente beneficioso en múltiples y diversas patologías.
Es una cianobacteria no toxigénica que crece en aguas alcalinas en libre flotación. Esto le da una gran ventaja, ya que puede cultivarse casi en cualquier lado y en cualquier momento del año. Por eso se la considera una potencial gran ayuda para poblaciones en situación de emergencia sanitaria que requieran una alimentación rica en proteínas y vitaminas.
Su composición en 100 gramos es bastante impresionante:
eContiene todos los aminoácidos esenciales (la concentración proteica es del casi 58% del peso en seco).
eAporta ácidos grasos esenciales (como el ácido linolénico), vitaminas (B1, B2, B3, B6, B16, E, C, D y A), abundantes minerales (potasio, sodio, fósforo, magnesio, calcio, hierro, zinc y selenio), proteínas y carbohidratos (23,9%).
Efectos
La espirulina puede reducir la infiltración y acumulación de macrófagos en el tejido adiposo, reduciendo así, también, la inflamación. Debido a este efecto y a la inhibición de NADPH oxidasa puede generar pérdida de grasa en las personas con síndrome metabólico. Además, prevendría la estrato hepatitis, el daño hepático y disminuye el depósito de grasa y mejora el perfil de las enzimas alteradas.
Fuente: Dra. Mónica Katz, médica especialista en nutrición, directora de cursos de posgrado de Nutrición.