María Agustina Capurro, psicóloga con Orientación Perinatal y Reproductiva, analiza cómo transitar la mapaternidad.

El universo en el cual los adultos hoy tienen a cargo los cuidados de niños y niñas y llevan adelante la crianza, se encuentra muchas veces atravesado por mandatos, expectativas y estándares, que se presentan como garantes de una perfección esperada e idealizada, así como de una única forma de “poder hacer” que deja por fuera opciones, elecciones y posibilidades, que lejos de ser universales son construcciones singulares de cada familia, cada vínculo y su propio contexto.

Muchas madres y padres manifiestan sus ansiedades respecto a no poder alcanzar con aquello que se espera hoy de una “buena crianza”. Lo que presenta como un ABC con el cual HAY que cumplir para no ser juzgados, incluso a costa del propio malestar, de sostener lugares sin cuestionarse o con enorme sacrificio, que tienen sus impactos tanto en las propias emociones, así como en la relación con los niños y niñas. Este suele ser uno de los motivos de consulta por los cuales las familias buscan espacios de referencia y ayuda profesional, con la intención de desarticular las opiniones ajenas que en muchas ocasiones abruman y sobre todo impiden el disfrute y el desarrollo de un vínculo genuino y consecuente con las condiciones y características de sus hijos e hijas y también de sus propias historias. Es en esta brecha, entre lo esperado y lo posible, que se aloja la culpa, la preocupación, el malestar, la tristeza, el sentimiento de no estar haciéndolo bien por no lograr, no poder o no querer con las exigencias y presiones externas.

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Lic. María Agustina Capurro analiza la mapaternidad desde la gestación hasta la alimentación del niño

Lic. María Agustina Capurro analiza la mapaternidad desde la gestación hasta la alimentación del niño

Estos mandatos sociales, entran en tensión, a veces, de maneras muy sutil, por ejemplo en la opinión de una amiga, la mirada de un familiar, a partir de la comparación con otras familias, o con el mundo edulcorado de las redes sociales, que en general son una foto recortada de la realidad y no es fiel a la experiencia total de la mapaternidad que tiene claroscuros, cansancios, frustraciones, miedos y otras tantas sensaciones que conllevan connotaciones negativas y no son incluidas en la vivencia completa de criar y cuidar.

Circulan discursos que tienden a postularse rígidamente, en tono binario y totalizante, donde aparecen mensajes de “lo mejor” o “lo peor”, “lo bueno” o “lo malo”, donde hay que hacer TODO y no dejar de hacer NADA. Mensajes entrampantes donde no hay lugar para formas intermedias y dinámicas, que es donde en general se ubican las mayorías de los vínculos entre mapadres y sus hijos.

Las decisiones en relación a cómo transitar TODAS las etapas de la mapaternidad: desde cómo gestar, cual es la mejor forma de parir; de vivenciar los primeros cuidados; de cómo, con qué y hasta cuándo alimentar; con qué lineamientos educativos adherir, como jugar, incluso como vestir a los niños y niñas entre otros tantos aspectos, hoy pueden verse muy favorecidos por la democratización de la información con la cual se cuenta, y la diversidad de voces expertas que comparten sus saberes que son valiosos y necesarios, pero que muchas veces son transmitidos como recetas infalibles o tips que hay que tildar para cumplir con un check list inalcanzable. Es allí donde los mensajes se vuelven confusos, desorganizados y desajustados de las realidades individuales.

Los estilos de crianza se construyen en conversación recíproca con los hijos e hijas y es en esa danza, en ese encuentro que se va logrando un estilo personal, familiar y único que incluso se verá reformulado con el paso de los años y con cada hijo o hija, porque la maternidad y la paternidad es en relación a ese sujeto único y justamente por ese motivo es tan importante validar y acompañar las elecciones personales, que se van constituyendo desde un “no saber hacer”, los equívocos, los aciertos y los aprendizajes, que van fortaleciendo el camino de la mapaternidad, que nunca es lineal, automático ni universal, por el contrario presenta desafíos y movimientos que requieren de tiempo y de transitar los recorridos internos que conlleva, los cuáles permitirán ir desarrollando la autoconfianza tan necesaria para discernir, construir vínculos profundos y saludables y sobre todo poder escucharse.

Lic. María Agustina Capurro - Psicóloga con Orientación Perinatal y Reproductiva - MN 69748

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