En el mundo hay más de 57 millones de chicos que no van a la escuela. Por lo general, esto se debe a guerras, emergencias y conflictos humanitarios. En Argentina, no tenemos que hacer frente a este tipo de tragedias, entonces ¿cómo puede ser que no logremos garantizar que todos los chicos terminen la secundaria y tengan una educación de calidad? La educación debe ser la principal política de Estado, la más importante, porque es el verdadero pilar para lograr la igualdad de oportunidades y el crecimiento de un país.
La educación es una de las herramientas más importantes para luchar contra la pobreza, mejorar la salud, lograr la igualdad de género, el reconocimiento y cuidado de las personas mayores, la paz y la estabilidad. Además, favorece el conocimiento del otro y eso promueve el respeto hacia otras culturas y religiones. La xenofobia y la discriminación no son solo síntomas del fundamentalismo, sino también de la ignorancia.
Hoy en día la situación educativa en nuestro país es crítica. Las causas del deterioro incluyen el bajo presupuesto y la falta de infraestructura, el desempeño profesional y el contexto familiar, entre otras. Es por eso que familia, gobierno, sociedad y escuela deben trabajar juntos, de manera articulada, para lograr una formación de excelencia. Uno de los problemas más importantes que enfrentamos es la falta de un proyecto a largo plazo y esto tiene consecuencias importantes, como la desigualdad educativa. Es fundamental garantizar que todos los estudiantes tengan las mismas oportunidades reales de crecer y desarrollarse, sin importar si viven en Tierra del Fuego, en Jujuy, en Misiones o en Buenos Aires.
Además, debemos preparar a nuestros chicos para una sociedad del conocimiento, una sociedad en permanente cambio. Debemos prepararlos para poder enfrentar y resolver problemas distintos que los que enfrentaron sus docentes y sus padres. Es importante discutir la educación para poder adaptar las estrategias educativas a los nuevos contextos.
En este proceso, el papel de los docentes es clave. Deben ser formados continuamente, acceder a conocimientos nuevos cada día y es muy importante que su salario sea valioso. Pero, además, debemos ubicar a los docentes en un rol central en el desarrollo de un país. Deben ser referentes para su comunidad, respetados por toda la sociedad y reconocidos por su labor. Son los maestros los que forman a los futuros presidentes, pilotos de aviones, empresarios, obreros, artistas, científicos. ¿Existe una tarea más importante?
Las sociedades que están logrando los mejores sistemas educativos se plantean estos desafíos sin miedo, revisan los planes y estrategias para adaptarlas al mundo moderno, forman a sus docentes y, sobre todo, tienen mucha confianza en ellos. Cuando la tarea del docente vuelva a ser de las más consideradas tanto económica como socialmente, será el signo de que vivimos en una nación con futuro.