En esta época del año, solemos encontrarnos con amigos y con nuestras familias para celebrar por los momentos compartidos. Y eso nos resulta reconfortante. Es que los seres humanos necesitamos de los afectos para promover nuestro propio bienestar y el de los demás. Veamos si no.
En un informe de 2015, investigadores argentinos de la Universidad de Palermo realizaron una encuesta en la que un 84% de los participantes se mostraron como personas felices; asimismo, entre los factores que fueron valorados como importantes para generar este estado de bienestar, mencionaron la familia, los amigos y la pareja.
Por su parte, Martin Seligman, de la Universidad de Pennsylvania y fundador de la llamada “psicología positiva”, incluye también como uno de los factores que contribuyen a nuestra felicidad los lazos y las relaciones sociales. Se establecen relaciones positivas cuando nuestras virtudes están al servicio de otro.
La presencia de los afectos impacta de manera positiva en los seres humanos. Los vínculos positivos y perdurables afectan las funciones psicológicas, fisiológicas y de comportamiento. Cuando los seres queridos están cerca, somos menos propensos a activar las estructuras cerebrales que regulan nuestra respuesta al estrés.
En un estudio, investigadores analizaron cómo la presencia de seres queridos puede alterar la respuesta del cerebro a situaciones amenazantes. El apoyo social genera un gran impacto en el sistema inmunológico. Tener un sentido de pertenencia es un escudo contra la soledad, la depresión e, incluso, la ansiedad.
Son diversas las cualidades relacionadas con los vínculos sociales que nos hacen bien. Entre ellas, cultivar la gratitud, la compasión, la aceptación y el perdón, además del aprecio por la vida, incrementan el bienestar. Aprovechemos esta oportunidad que nos brindan las fiestas para ponerlas en marcha. Les deseo una muy feliz navidad, rodeados de sus seres queridos.
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