Tienen un conjunto de nutrientes y una enorme suma de beneficios para salud, según lo demuestran diversos estudios desde hace décadas.
Los tomates tienen un conjunto de nutrientes en favor de la salud. Con un respaldo de décadas de investigaciones rigurosas, este alimento es beneficioso contra las enfermedades crónicas, son protectores cutáneos y potenciadores inmunológicos.
Un tomate mediano contiene vitamina C (28 % del valor diario), potasio para la función muscular, vitamina K para la coagulación y fibra para la digestión.
Mientras que su bioactivo es el licopeno, un antioxidante con efectos demostrados en la reducción de riesgos cardiometabólicos.
Los especialistas recomiendan alternar la forma de su consumo: frescos. para maximizar la vitamina C, y cocidos, para absorber más licopeno.
El licopeno demostró tener propiedades anticancerígenas en múltiples estudios. Un metaanálisis reveló que una ingesta elevada de este compuesto se asocia con una reducción significativa del riesgo de cáncer de próstata.
Los experimentos de laboratorio revelan su capacidad para frenar la proliferación de células malignas, actuando como un escudo molecular.
En el ámbito cardiovascular, este antioxidante reduce la oxidación del colesterol LDL (el llamado malo) y modula la presión arterial, disminuyendo el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
El conjunto licopeno-vitamina C suprime citoquinas proinflamatorias como la IL-6.
Ensayos clínicos han demostrado que su consumo reduce la inflamación sistémica, particularmente en personas con sobrepeso, disminuyendo el riesgo de enfermedades asociadas.
El licopeno actúa como un fotoprotector natural. Varias investigaciones demostraron que su consumo habitual puede reducir el eritema solar y mitigar el daño cutáneo inducido por los rayos UV.
A pesar de que no sustituye al protector solar tópico, su efecto complementario en la defensa contra el fotoenvejecimiento es notable.
La vitamina C presente en los tomates estimula la producción de leucocitos y mejora la respuesta inmunitaria.
Distintos estudios sugieren que un consumo adecuado de esta vitamina puede acortar la duración y gravedad de infecciones, desde resfriados comunes hasta virus respiratorios.
Los carotenoides luteína y zeaxantina, presentes en los tomates, se acumulan en la retina, filtrando la luz azul dañina.
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Un estudio publicado en JAMA Ophthalmology asoció su alto consumo con hasta un 35 % menos de riesgo de desarrollar degeneración macular asociada a la edad, lo que resalta su importancia para la salud ocular.
El licopeno en los tomates actúa también como regulador óseo: inhibe la resorción (pérdida de masa ósea) al neutralizar radicales libres que aceleran la degradación del hueso. Aunque no reemplazan el calcio, los tomates emergen como coadyuvantes en la preservación de la densidad ósea, especialmente cuando se consumen cocinados para maximizar la biodisponibilidad del antioxidante.
Con un 95 % de agua y apenas 18 kcal por 100 gramos, los tomates son ideales para dietas hipocalóricas. Su alto contenido acuoso promueve la saciedad, ayudando a reducir la ingesta calórica total según estudios nutricionales.