Pasó un año de la muerte de la periodista Débora Pérez Volpin y aún está en carne viva la tristeza, el desconsuelo y la angustia entre los familiares y amigos de la legisladora de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, al dolor por su fallecimiento se suma el miedo de muchos pacientes que deben practicarse una endoscopía y que temen atravesar una situación similar.
Es tanto el pánico que, de acuerdo con un cálculo realizado por la Asociación Civil de Endoscopistas Digestivos de Buenos Aires (Endiba), en la Ciudad y el Gran Buenos Aires hubo una merma de entre 40 a 50 por ciento en la realización de endoscopías digestivas altas, como la que se le practicó a la conductora. Y muchos suspendieron y cancelaron numerosos turnos por el temor que le generó.
“El impacto fue por el caso de Débora Pérez Volpin. La paciente se hizo una endoscopia y falleció y eso es lo que le llega a la gente independientemente de lo que pasó o no pasó. Ese miedo es claramente sesgado porque las chances de que pase eso son muy bajas, mucho más bajas de que te pase algo cruzando la calle”, explicó a Popular el doctor Alejandro Nieponice, Director del Programa Centros Asociados Endiba y Jefe de la Unidad de Esofago de la Fundacion Favaloro.
“Los pacientes se han ido mostrando más cuidadosos o más meticulosos a la hora de tomar un turno y a la hora de firmar un consentimiento que se hace rutinariamente previo a cada procedimiento endoscópico”, precisó el doctor Leandro Dipaola, médico del Servicio de Gastroenterologia del Hospital Carlos G. Durand y miembro de la Comisión Directiva de Endiba.
De acuerdo con lo que precisó el especialista, también se notó que muchos han evitado tomar turnos con doctores que no conocían o con los que les ofrecían las cartillas de su cobertura de salud y han recurrido a sus médicos gastroenterólogos o a sus endoscopistas de confianza, precisamente por la falta de confianza que le generan.
“Uno sistemáticamente explica a cada uno de los pacientes antes de indicar este procedimiento los beneficios y también los riesgos que conlleva hacerse una endoscopía. Posiblemente, previo a esta situación, los pacientes minimizaban esta posibilidad o la posibilidad de un evento adverso durante un procedimiento endoscópico- puntualizó Dipaola- pero la verdad es que los riesgos existen y hay que saberlo”.
Sin embargo, la baja en la realización de endoscopías es un porcentaje relativo. Según lo que explicó el especialista, el número de colonoscopías no disminuyó de forma representativa; lo que sí descendió es la cantidad de las endoscopías altas, como la que se le practicó a la periodista.
El temor también se trasladó a los doctores. Muchos, quizás atemorizados por lo que sucedió, decidieron ser más cautelosos en cuanto a indicar el estudio. “Pero esto también implica sus riesgos porque un estudio correctamente indicado, no realizarlo implica un riesgo y es el de perder la posibilidad de hacer un diagnóstico precoz y un tratamiento curativo de enfermedades premalignas o malignas, que es uno de los principales objetivos de la endoscopía digestiva”, afirmó Dipaola.
Ambos especialistas prefieren no dar su parecer sobre lo que ocurrió con la periodista. “Todas son conjeturas. Para saber qué pasó están los peritos médicos que han tenido acceso. Nosotros no sabemos más que lo que publicaron los medios”.
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De acuerdo con Nieponice, ante el temor latente de realizarse la endoscopía, los pacientes buscan referencias, preguntan, consultan a su médico de cabecera. “Pero técnicamente el paciente no cuenta con muchas herramientas para darse cuenta si el lugar donde se lo va a practicar es seguro o no”.
Por eso, desde Endiba plantearon un programa, denominado Centros Asociados Endiba que consiste en generar el marco adecuado para que las instituciones en donde se practican estos estudios obtengan una valoración de la calidad de sus servicios.
“No solo nos vamos a confirmar con acreditar a un centro con estándares suficientes-explicó Dipaola- sino que vamos a pedirles que año a año vayan mejorando esos estándares. Pero también es importante saber qué va a pasar con los centros que no alcancen esos estándares. Nosotros queremos ayudarlos para que alcancen esos parámetros. Porque nos interesan que todos los médicos estén bien formados, mejorar esos estándares y generar al paciente un marco referencial para que puedan acceder a un estándar de calidad”.
Por eso, a partir de marzo, en la página web de Endiba habrá un listado con los centros que cumplan con esos estándares para que las personas que deban realizarse la práctica puedan hacerlo de forma segura. Sin embargo, es importante aclarar que la certificación no es obligatoria.
Cabe señalar que las endoscopías digestivas son estudios que ayudan a detectar enfermedades a tiempo. Son procedimientos cortos que no suelen demorar más de 10 minutos en el caso de una endoscopía alta, o de 20 a 30 en una colonoscopía. Se suele sedar a los pacientes, y en poco tiempo se recuperan.
Además, si se tiene en cuenta que pasados los 50 años es recomendable realizarse una colonoscopía como forma de prevención, el estudio cobra aún más relevancia entre la población.
“El 25% de los pacientes que se realizan una colonoscopía- afirmó Nieponice- detectan una enfermedad que se puede tratar, si es diagnosticada a tiempo y evitar así su progresión al cáncer. Por eso, las estadísticas van mucho más a favor de hacérselas que a los que no”.