Comenta además que el ciclo televisivo retoma a los carismáticos detectives de ayer que resolvían los casos con el poder de análisis y no a través de las pericias científicas
Encarna al investigador más sagaz y preclaro de la pequeña pantalla en El Mentalista, pero el actor Simon Baker reconoce con timidez que carece de la agudeza para descubrir con rapidez la personalidad y la mentira que subyacen en el ser humano. Además, señala que extraña los policiales de antes con un protagonista definido con rasgos que los distinguían porque ahora el centro del espectáculo son las series en sí y los casos se resuelven con la prepotencia de la verdad científica en lugar de la perspicacia de los investigadores.
“Se me da fatal leer la mente a las personas”, explica para conceder acto seguido, no sin pudor, que es mejor leyendo guiones que descubriendo los misterios de la psiquis.
Al margen de la sutileza analítica, poco separa a Baker de su criatura, el investigador Patrick Jane: comparten sentido del humor, animosidad, rizos rubios y perfectos y cierto aire de estar de vuelta de casi todo en la vida.
Ya ha terminado con la segunda temporada de El Mentalista, pero no se deben inquietar sus seguidores porque ya ha firmado la renovación para deshacer las coartadas asesinas en una tercera entrega, dadas las buenas cifras de audiencia cosechadas en todo el mundo.
Aunque en un primer momento Baker no se aventura a analizar las claves del éxito de El Mentalista, a lo largo de la conversación deja entrever sus sospechas.
Fórmulas clásicas
Principalmente considera que la serie resulta entretenida para la gente que le abre una vez a la semana un hueco en su salón y entretiene gracias a que recupera la vieja fórmula del protagonista carismático que no necesita de la irrefutable verdad científica que se ha instalado en las ficciones actuales.
“Hay tantas series en televisión donde todo es escalofriantemente honesto que me sedujo la idea de un personaje que no fuera necesariamente tan honesto pero hiciera lo que deseara hacer y consiguiera lo ansiado. Nuestra apuesta es muy diferente en el sentido de que nosotros no encontramos la verdad en la fibra de una alfombra a través de un microscopio”, sostiene.
Se acuerda del actor de Columbo, Jim Rockford y Kojak, los investigadores televisivos de su infancia, que tenían marcadas señas de identidad.
“Eso se ha perdido un poco en los últimos años y es hora de que vuelva. En la mayoría de las series no hay un protagonista definido que sea el centro del espectáculo, la serie en sí misma es la estrella”, se queja, enérgico.
Para el actor, El Mentalista vuelve la mirada a los clásicos para recuperar ese espíritu de protagonista complejo pero a su vez admirable.
Patrick Jane ayuda a investigar crímenes únicamente con su desarrolladísima capacidad de observación y deducción, así como de manipulación, pero los motivos que le impulsan no son del todo desinteresados: su objetivo es encontrar a Red John, el asesino en serie que mató a su familia. Se salta los límites y actúa al margen de todos para encontrar la verdad y lo hace sin armas, algo que Baker no sabe si atribuir a la valentía o a la inconsciencia.
Pero pese a su carisma, sus encantos y sus bromas, Jane no es un santo: “Está movido por la venganza. Creo que se desprecia a sí mismo”.
La profundidad de su personaje y el éxito de la ficción han cautivado a Baker, que participa en las decisiones creativas de la serie y estará al pie del cañón la próxima temporada pese a lo agotador de tener que grabar 23 episodios en nueve meses.