En el último año se produjeron 4 mil ataques contra agentes de tránsito en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), que van desde golpes y palizas hasta arrollamientos, según reflejó un informe privado.
Luego de la agresión registrada frente al Hipódromo de San Isidro, donde la reconocida jocketa Lucrecia Carabajal, la más ganadora en la historia del deporte y hoy entrenadora, atacó a los oficiales que le labraron una multa por circular a contramano, desde la ONG Defendamos Buenos Aires puntualizaron que se reportaron 4 mil de ese tipo de situaciones entre el 10 de febrero de 2021 e igual día de este año y alertaron por el impacto que también genera a nivel psicológico y mental en los controladores.
Así, la nueva Encuesta Mensual de Inseguridad (E.M.I.) que desarrolla la ONG con la asistencia del Estudio Miglino y Abogados, sostuvo que tanto en la Ciudad como en la Provincia de Buenos Aires se vieron "desde golpes y verdaderas palizas a los funcionarios de tránsito, como incluso atropellamiento y la puesta en riesgo de vida para los uniformados que llegaron a ‘pasear’ a bordo de varios capots de autos, para luego caer a la calzada".
"Es notable el nivel de agresividad que experimentan estos empleados públicos, de parte de la gente de Capital Federal y Provincia de Buenos Aires, en general", expresó al respecto el titular de Defendamos Buenos Aires, Javier Miglino.
El abogado ejemplificó con un caso que le llegó al estudio. "Matías tiene 33 años y es inspector de tránsito, con baja médica, de La Matanza. En noviembre de 2021 tuvo un altercado fuerte con un automovilista en un control de alcoholemia, sobre la Ruta 3", repasó Miglino.
Y abundó: "El hombre arrancó el auto luego de hacer el control y no tomó en cuenta que Matías estaba adelante. No sólo lo atropelló, sino que lo llevó varios metros sobre el capot, hasta que el muchacho cayó sobre el asfalto a 40 kilómetros. por hora. Como resultado recibió varios golpes, entre ellos uno fuerte en la cabeza".
Y puso el foco en las consecuencias para el controlador. "Si bien no perdió el conocimiento, sintió que para él, las cosas habían cambiado. ‘Después de estudiar guitarra durante 10 años y canto por 4 más, hoy tengo una especie de niebla mental. No puedo tocar la guitarra y cuando leo las letras que escribí, no se cómo cantarlas porque tampoco logro leer e interpretar las partituras. Todo pasó después del accidente’; nos confió Matías. Cuando hablaba del accidente, en realidad se refería a la agresión del automovilista que por poco lo mata", apuntó el titular de la ONG.