Para San Antonio de Padua se enciende una vela marrón para las peticiones especiales, una vela verde para la ayuda financiera o una vela anaranjada para encontrar un amor.
A San Marcos de León (auspicia en casos legales, estudios o amores), se le enciende una vela blanca y roja; a San Onofre (protector de los viudos, ayuda en el trabajo y otras gracias urgentes), una vela amarilla y marrón y a San Cipriano (protector contra las negatividades y trabajos de brujería), una vela con la parte inferior negra y la superior blanca.
A San Pantaleón (Santo de la medicina), le corresponde una vela de color verde y blanco y a San Jorge (protector contra la magia negra, las injusticias o envidias) se le enciende una vela de color rojo, blanco y verde.
Para María Rosa Mística (auxilia en problemas físicos y psíquicos) se enciende una vela blanca, amarilla y roja, mientras que a San Bartolomé le corresponde una vela roja para pedirle protección contra la violencia o para salir bien de una operación quirúrgica.
A San Alfonso le corresponde una vela púrpura para pedir ayuda por dolores musculares y la artritis. Para San Alosio se enciende una vela azul para solucionar conflictos domésticos y también para curar gripe, fiebres y enfermedades contagiosas.
A Santa Liberata (protectora en casos de peligros, obsesiones, negatividades) se le enciende una vela de color rosa; a San Miguel (protector espiritual, contra la soberbia, envidias y egoísmos), una vela de color violeta-fucsia y roja y a Santa Catalina (para casos imposibles, luchadora y defensora de la verdad), una vela roja, blanca y azul.
Para San Benedicto, se quema una vela blanca para pedir la protección contra tentaciones malvadas, enfermedades contagiosas o seguridad durante tormentas. Las ayudas de San Benedicto también curan animales y aumentan la prosperidad.
A San Blas se le enciende una vela azul para aumentar la comunicación y las energías positivas. Este santo también ayuda con las enfermedades de la garganta.
Para San Florián hay que encender una vela roja o anaranjada para proteger el hogar, mientras que a San Cristóbal le corresponde una vela roja para la protección contra accidentes, muerte repentina y contra tormentas.
Cosme y Damián, los santos gemelos, se identifican con las velas verdes, por lo que hay que encender dos de ese color para la ayuda con los doctores y la salud, para conseguir un diagnóstico correcto y para la protección física en general.
A San Francisco de Asís se le enciende una vela marrón para pedir por paz o resolución de un conflicto y para la sabiduría espiritual. En cambio a San Ignacio le corresponde una vela blanca para proteger la casa contra robos y malos augurios.
Para San Martín de Porres se debe quemar una vela púrpura y blanca para traer armonía a la casa, o para pedirle buena salud y prosperidad. Por su parte, a San Patricio se le enciende una vela blanca para la prosperidad, la sabiduría y la suerte.
A San Roque se le enciende una vela amarilla para restaurar la salud y protegerse contra enfermedades contagiosas, mientras que a San Sebastián le corresponde una vela roja para solicitar por justicia, quitar obstáculos del camino, éxito y buena fortuna.
Por último, a Santo Tomás de Aquino se le debe encender una vela blanca para mejorar la concentración y la memoria y para ayudar a aprobar exámenes.
Santo Tomás
Se le debe prender una vela blanca para mejorar la concentración y la memoria necesarias para un examen.