Con barajas españolas, ambos juegos obligan: primero a sacarse cuanto antes todas las cartas posibles y por ende, a cargar al rival en tal sentido. En el Gato, el cinco de oros, obtener la carta especial, constituye casi una ventaja vital para la partida.

El cuatro palos se juega a cierto número de puntos fijado de antemano entre los jugadores, para que resulte una partida interesante puede ser a 100 puntos. Cuando un jugador llega a ese puntaje o lo sobrepasa termina el juego, siendo el ganador quien haya sumado al momento la menor cantidad de puntos. Pueden participar entre 3 y 6 personas.

Una vez sorteado quien da las cartas se deja el mazo completo boca abajo en el centro de la mesa.

Comienza el jugador mano, si la carta es un as, la coloca boca arriba a un lado del mazo, iniciando así una de las cuatro pilas sobre las que se irá construyendo en orden correlativo ascendente la totalidad del palo; luego roba otra. Si no, la deja vuelta hacia arriba y a su lado, iniciando su propio pozo de descarte, y pasa el turno al siguiente jugador.

Éste le roba su carta, pudiendo jugarla de los siguientes modos: sobre cualquiera de las pilas del centro, si es correlativa ascendente o descendente y de igual palo que la jugada por el mano, iniciando otra pila si robó un as; o sobre el pozo de descarte del jugador anterior, siempre que la carta sea correlativa ascendente o descendente a aquélla que en el pozo se halla descubierta, y sin que importe en este caso el palo. Sigue robando de a una carta del mazo a medida que las puede ir colocando, dejando hacia arriba y a su lado la que no pueda jugar.

Terminada la primera mano cada jugador tendrá iniciado su pozo de descarte. En las siguientes manos, cada jugador intentará en primer lugar deshacerse de las cartas de su pozo de descarte. Cuando ya no pueda utilizar las cartas de su pozo, robará tantas veces como pueda irlas jugando, dejando la que no ubique sobre su propio pozo.

Terminadas las cartas del mazo, se seguirá jugando con las cartas de los pozos de descarte. Cuando un jugador ya no pueda utilizar la carta de arriba de su pozo lo dará vuelta, pasando a ser así su propio mazo, e irá destapando de a una, dejando descubierta ,como nuevo pozo de descarte, la que no pueda jugar.

Gana el jugador que, pudiendo colocarlas todas, queda sin cartas en su pozo y en su mano. Los demás jugadores se anotan tantos puntos como cartas les hayan quedado.

En tanto que en el gato pueden participar entre 2 y 6 jugadores. Como en el juego anterior, se utiliza un mazo español de 40 naipes. El cinco de oros, el gato, mata a todas las cartas excepto a los demás cincos, con los que iguala en valor.

Se reparten entre los jugadores la totalidad de las cartas, formando cada uno su mazo en el orden en que las reciben y sin darlas vuelta.

Cuando alguien descubre el gato, no habiendo otro cinco sobre la mesa, gana la baza. Si se descubren cartas de igual numeración, o el gato junto con otro de los cincos, hay guerra. Esto significa que cada jugador vuelve a descubrir una carta de su mazo, llevándose el ganador la baza jugada en último término más la anterior, empatada.

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