Con lo tentador que significa su práctica sencilla, algunos lo adoran y otros le temen por la contundencia de sus efectos: te da o te quita en cuestión de segundos. Ingenio, pero también suficiente dinero y criterio para abandonarlo a tiempo, son preceptos fundamentales.

El bingo, se sabe, se juega con cartones y un bolillero con los números que determinarán nuestra suerte. Pero otro juego de dados del mismo nombre y muy sencillo se ha destacado en los bares de todo el planeta por hacer ganar y perder mucho dinero a los parroquianos.

El tiempo de juego es mínimo. En un abrir y cerrar de ojo, muchos han quedado con sus billeteras "peladas" mientras otros engordaron sus bolsillos. Algunos segundos pueden bastar para determinar el resultado de una apuesta entre un jugador y el banquero. Es más, por lo general se demora más el momento de la apuesta que el desarrollo en sí. Se puede jugar al bingo mientras haya participantes con suficiente dinero y entusiasmo.

¿El número de posibles participantes? No tiene límite. Este juego es una partida mano a mano entre el banquero y cada jugador, pero la acción es lo suficientemente rápida para que pueda jugar un grupo grande de personas.

Para realizar una partida de bingo es necesario tener dos dados, mientras que el cubilete es optativo. Es el más simple de los juegos de bar. Algunos opinan que no es muy entretenido a menos que se hagan apuestas importantes. En esas partidas casi millonarias es en las que cobra mayor interés y suspenso. En algunas películas de Hollywood hemos visto jugar al bingo.

El objetivo es claro y sencillo: hacer un tiro más alto que el "banquero". Antes del comienzo, éste puede ser elegido por votación o cada jugador puede tirar los dados y saldrá elegido aquel que saque la mayor suma. Los participantes colocan sus apuestas en el centro de la mesa de juego y el banquero las cubre. El establecimiento donde se juega puede fijar un límite para las apuestas. En el desarrollo de la partida, el banquero hace el tiro inicial. Luego será el turno del jugador ubicado a su izquierda con intención de superar el resultado del primer tirador. Gana el que haya sacado el total más alto. En caso de empate vence el banquero. Se procede a jugar en la misma dirección de las agujas del reloj y el banquero hará un tiro por separado para cada jugador. En cada caso él tirará primero.

Si el banquero saca dos 6, que es un tiro ganador, el jugador ya no puede tirar. Si en cambio lo saca éste, cobrará el doble de su apuesta. El rol de banquero también sigue el sentido de las agujas del reloj y así cada jugador tendrá la oportunidad de actuar como tal en cada vuelta. La condición de banquero brinda la ventaja de ganar los empates. Como juego de salón esta ventaja se iguala al rotar la banca. ¡Cuidado! Como juego de bar las reglas pueden variar de acuerdo al lugar en el que se juega al bingo. Las diferencias están dadas por las ventajas del banquero. Primera variante: cuando el banquero saca 1-1 paga en el acto; esto realmente incrementa el margen de ventajas del mismo, porque el jugador no tira y pierde así la posibilidad de cobrar doble si saca 6-6.


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