La Princesa dorada es un juego de cartas de los más antiguos. Aunque no está claro su origen, se cree que la mayoría se originó en China. Otros en Egipto y en la India, aunque la historia afirma que el primer juego de cartas derivó del dominó y se desarrolló en China durante el siglo XII. Otros juegos de cartas llegaron desde Asia a Europa, como el caso de la "Princesa dorada", gracias a las cruzadas durante el siglo XIII.
En España se fabricó por primera vez una baraja de cartas, un siglo antes del descubrimiento de américa, en 1392, cuando el rey Carlos VI se mostró interesado al ver a unos vasallos jugando a las cartas fabricadas en forma artesanal. Desde entonces, los juegos de cartas se asociaron a la nobleza. También surgieron los juegos de cartas por dinero, sobre todo con el póker, y las apuestas se prohibieron en forma reiterada y en distintas ocasiones, como por ejemplo en Florencia en 1277, en España, en 1387 y en Holanda, Alemania, Francia y Suiza durante el siglo XV.
La "Princesa dorada", se juega con cartas españolas.El objetivo de este juego consiste en descartarse lo antes posible de las cartas al formar con ellas parejas de igual número, con el fin de no quedarse con la princesa dorada, que es la sota de oros. Porque de esta forma se pierde la partida.
Para iniciar el juego, antes de dar las cartas, se separa una princesa de cualquier palo menos del de oros; luego se reparten todas las cartas, de una en una, entre los jugadores.
Cada jugador comienza desprendiéndose de todas las parejas de cartas de igual número que tuviera. Por ejemplo, dos ases, dos reyes, entre otras, quedándole en la mano aquéllas que no pueda emparejar. Una vez que todos han descartado, el jugador mano ofrece sus cartas hacia abajo al jugador de su derecha para que tome una.
Si la carta que éste toma hace pareja en número con alguna de las suyas, descarta la pareja y ofrece sus cartas al jugador siguiente. Si la carta no empareja con ninguna de las suyas, se la queda, pasando el turno al jugador situado a la izquierda del mano.
El jugador que logra emparejar primero todas sus cartas es el ganador. Se le llama la Princesa dorada a la sota de oros, la que no podrá emparejar con ninguna otra por considerarse pareja de la que se retiró al inicio de la partida. El jugador que la tenga deberá procurar que le sea robada por un contrario, ya que al desprenderse de sus cartas todos los jugadores, quien queda con la princesa dorada pierde el juego y paga la prenda correspondiente. El castigo que se impone consiste en que uno de los jugadores va descubriendo de a una las cartas del mazo, mientras el perdedor canta, con su mano extendida, el refrán correspondiente a cada carta, recibiendo tantas palmadas en la mano como sílabas vaya pronunciando. Cuando se descubre la princesa dorada finaliza la prenda.