Según cuentan los historiadores de los juegos de azar, no existe en los casinos ningún juego con un origen tan místico y fascinante como el baccarat. Como muchos juegos de mesa tendría un origen oriental: el tarot.
En el baccarat, la mano del jugador puede tomar valores de 0 a 9. Si el jugador tiene una mano de valor bajo es seguro un perdedor. Si él tiene un valor de la mano media puede sobrevivir. Si tiene un valor de la mano alta, es muy probable que gane. Se cree que un italiano basado en el concepto de un suceso religioso y utilizando las cartas del Tarot fue el que jugó por primera vez al baccarat. Los expertos aseguran que el destino del jugador es similar al que le esperaba a la Virgen etrusca, cuando se vio obligada a rodar dados de nueve caras. Si los dados mostraban un número de 5 o menos, ella moriría ahogada en el mar. En cambio si mostraban 6 o 7 se le permitiría vivir una vida monótona. Pero si las caras mostraban 8 o 9, entonces la virgen se convertiría en una sacerdotiza. Los nobles franceses jugaron un juego llamado “Chemin de Fer”, que es la variante del baccarat en los modernos casinos de Europa . En esta variante uno de los jugadores era el banco y por lo tanto poseer un “bankroll” grande es esencial para jugar “Chemin de Fer”. Cuando el juego fue legalizado en Francia, la gente del pueblo llevó los juegos de azar a los casinos, y “Chemin de Fer” comenzó a jugarse en ámbitos de determinada elite. El baccarat se hizo famoso en Francia durante el siglo XX, cuando un jugador griego llamado Nico Zographos, perfeccionó la ciencia del conteo de las cartas y el arte de leer “tells”. “Tells” es el nombre dado a la conducta observable de los jugadores de cartas cuando tenían ciertos tipos de manos, por lo general muy buenas o muy malas. El eximio jugador reunió a un equipo al que llamó el Sindicato Griego y logró ganar cinco millones de dólares en los casinos. En los Estados Unidos también el baccarat es muy popular. Sin embargo, se introdujo en América a mediados del siglo XX, cuando se cerraron los casinos en Cuba. Así el juego se desarrolló en Las Vegas y New Orleans, también destinado a una elite. La versión americana del baccarat, que se llama “punto y banca”, es un juego mucho más simple que “Chemin de Fer”. En el “punto y banca” todos los jugadores juegan contra el casino y a los jugadores no se les permite tomar ninguna decisión. Todo procede de acuerdo con las cartas repartidas. El baccarat tuvo su mayor auge en el mundo por la década de los 60, cuando en la película de James Bond Casino Royale la trama gira en torno a un juego de baccarat entre Bond y su enemigo. James Bond, continuó jugando baccarat en varias películas, como un toque de distinción para el personaje.

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