Lo primero que notará es que las fichas son diferentes a las de los demás juegos. Esto es simplemente para evitar confusiones y darle a cada uno fichas de distinto color, cuyo valor lo elige el jugador al comprarlas al Croupier.
Para apostar, simplemente hay que colocar las fichas sobre la mesa. El Croupier de la Ruleta indicará cuándo se cierran las apuestas al estar la bola por caer: “¡No va máaas!”
Las apuestas pueden ser “Pleno” a un número incluyendo 0: paga 35 a 1; el “Semi-pleno” cubre dos números: paga 17 a 1; “Calle” cubre tres números: paga 11 a 1; “Cuadro” cubre cuatro números: paga 8 a 1; “Línea” cubre seis números: paga 5 a 1; “Columna” cubre una columna vertical: paga 2 a 1; “Docena” cubre una serie de doce números: paga 2 a 1; “Chances Simples” paga el valor de la apuesta; Cubre 0, 1, 2 y 3: paga 8 a 1.
La ruleta tiene su historia, y es atractiva también. Durante la primera mitad del siglo XVII, el inventor, filósofo, físico y matemático francés Blaise Pascal se entregó a la búsqueda de uno de los imposibles de su tiempo: la máquina del movimiento perpetuo.
No logró su objetivo, pero en 1655 añadió a sus creaciones una rueda giratoria que presentaba un nivel de rozamiento muy bajo, formada por varios cilindros. Este invento acabaría por convertirse en el entretenimiento más popular de la nobleza y la burguesía europeas: se trataba del juego de apuestas más equilibrado del momento, gracias a la brillante distribución que Pascal ideó para los 36 números del cilindro de giro, distribución que todavía se conserva en el juego actual.
La principal novedad que introdujo la ruleta en los juegos de la época fue el uso del cilindro, la parte giratoria de la ruleta, para obtener un número aleatorio a la vista de todos y el concienzudo reparto de los resultados posibles a lo largo de la circunferencia.
La ubicación de los números en la rula es un ejemplo de equidad realmente asombroso, que cumple con las premisas necesarias para ofrecer al juego el equilibrio buscado.
Si dividimos el cilindro en dos mitades, dejando el 26 a la izquierda y el 32 a la derecha (en la ruleta actual, el cero aparece entre ambos bloques), nos encontramos con dos grupos de 18 números.
Lo brillante y meditado de la distribución es que deja seis números de cada una de las tres docenas en cada uno de los bloques, pero también reparte equitativamente entre ambos sectores cada una de las tres columnas.
Si nos fijamos en las apuestas sencillas (rojo/negro, par/impar, pasa/falta) veremos que el sistema ideado por Pascal sigue ofreciendo el mismo número de resultados a un lado y al otro del eje divisor.
Con la popularización aparecieron versiones con el cero y el doble cero, números con los que “la casa” recogía la mitad de las apuestas realizadas a rojo/negro, par/impar, pasa/falta; el cero representaba la nada, cifra sin atributos, en ninguna categoría