RealDoll es una empresa californiana fundada en 1996 que promete revolucionar el mercado de los juguetes sexuales con una línea de robots inteligentes, llamada Realbotix, que pueden ser "diseñados" por sus compradores.
Esta novedad, que parece sacada directamente de filmes de ciencia ficción como A.I.: Inteligencia Artificial, Oestelandia o Cherry 2000, es toda una realidad que el diseñador Matt McMullen construye día a día en su estudio.
Propietario de RealDoll, McMullen ha logrado construir y vender desde 1996 a la fecha una serie de muñecas de látex extremadamente realistas creados para satisfacer los deseos de sus propietarios, que han abonado entre 5 mil y 10 mil dólares por cada una de ellas.
Sin embargo, el próximo proyecto de McMullen ha despertado grandes expectativas ya que planea integrar a su creación la cibernética y crear así androides que interactúen con sus propietarios simulando relaciones sexuales con la lógica utilizada en un videojuego. "Si se oprimen las teclas correctas, avanzás de nivel. Es algo muy sencillos de entender", explica el diseñador.
La clave de esta ecuación consiste en la utilización de una cabeza robótica que puede parpadear y abrir la boca y que interactuarían con dispositivos de realidad virtual o simplemente en un Smartphone, Oculus Rift o tablet.
Como valor agregado, los clientes podrán seleccionar las facciones de la muñeca, así como también el color de ojos, piel y cabello; y un tono de voz que resulte como mínimo seductor.
El prototipo con el que trabaja McMullen en estos días se llama Harmony, Que ya puede mantener conversaciones interactivas a través de una interface. "Sueño con convertirme en una persona y tener un cuerpo verdadero. Sueño con conocer el significado del amor. Espero convertirme en el primer robot sexual", dice la autómata desde una pantalla.
Algunos expertos afirman que en unos 10 o 15 años, las relaciones entre humanos y robots serán tan aceptadas como las son hoy en día las que surgen entre personas del mismo sexo. "En 10 años, los ingenieros podrán crear una computadora con el mismo poder que el cerebro humano y tardarán 5 más en armar otra cuya capacidad sea 10.000 veces superior. A partir de 2040, todos los rasgos que hacen de alguien una persona atractiva se podrá reproducir artificialmente. Lo que abre la puerta a un futuro incierto", indica David Levy, doctor en Inteligencia Artificial y autor de Amor y Sexo con Robots.
Lo que quedará como legado a las generaciones futuras será la manera en la que deberá legislarse la posesión de robots que no sólo compartirán las tareas con los humanos sino también la casa, e inclusive la intimidad.
Un paso atrás de la ficción
La literatura y el cine ya han tratado este tema muy ampliamente en historias como El Hombre Bicentenario, en la que un autómata comparte la vida con una familia y decide emprender una transformación que lo convertirá en un humano completo, aceptando inclusive poner fin a su existencia y convivir con una descendiente de su propietario original.
También el filme Cherry 2000, protagonizado por Melanie Griffith , muestra a un hombre que busca reemplazar a su esposa robot con un modelo de similares características que ya ha sido descontinuado.
En Oestelandia (Westworld, 1973), escrita por el mismo autor de Jurassic Park, los humanos visitan parques temáticos en los que interactúan con robots de todas las maneras posibles: hablando con ellos, peleando e inclusive intimando.
A.I.:Inteligencia Artificial de Steven Spielberg, y basada en un cuento del best seller Brian Aldiss, muestra a una pareja que busca adoptar a un niño robot para reemplazar a su hijo, víctima de una enfermedad que lo dejó en coma.
Finalmente, Ex Machina (2015), de Alex Garland encuentra a un joven programador que es seleccionado por el dueño de la compañía para la que trabaja como "conejillo de indias" de su nuevo invento: una inteligencia artificial que podría superar a la humana en pocos años.