En el primer set sólo hubo un dúo en la cancha. Los locales se impusieron 6-1 y no dieron margen a la pareja argentina, que no hacía pie en cancha. Saques precisos -76 por ciento de efectividad, con 75% de puntos ganados-, errores rivales -14, entre forzados y no- y 11 tiros ganadores, le dieron a Murray-Murray el parcial en 26 minutos.
Ya en el segundo set, la cosa fue distinta. Argentina subió la efectividad en primeros saques -84% contra el 70 del primer set- y la presión generada por la precisión de Mayer y los palazos de Del Potro abrieron grietas entre los hermanos escoceses. Seguro, convencido de encontrar el camino, el dúo ideal de Daniel Orsanic olieron sangre y atacaron. Con un quiebre en el inicio del set y otro al final, los sudamericanos se sentaron al lado del Capitán saboreando el 6-2.
El cuarto parcial fue una batalla de igual a igual y en el que la diferencia estuvo en la concentración y el estado físico. Argentina sabía que si se imponía, debía afrontar un quinto set, que también podría quitarle piernas a Juan Martín Del Potro -uno de los posibles singlistas- de cara al domingo. La diferencia definitiva llegó en el cierre, cuando los Murray quebraron el servicio de Mayer. Historia cocinada, a pasar la página y quedarse con lo positivo de los batacazos del viernes.
Orsanic tendrá tiempo para pensar en la mejor variante de cara al tercer día de la serie. Guido Pella es fija para medirse contra el número dos del mundo, mientras que ambos capitanes cuentan con distintas opciones para el último punto en caso de ser necesario. El descanso de los jugadores y el estado anímico y físico tendrán la última palabra.