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Después de muchas frustraciones, Argentina pudo sacarse la espina en 2016 y ganar la Copa Davis, el torneo de tenis que siempre se le había negado, de la mano de Daniel Orsanic y con un Juan Martín Del Potro estelar en las series definitorias.
Casi seis meses después de la consagración y con una realidad totalmente distinta en el certamen (el equipo argentino debe jugar el repechaje con Kazajistán para seguir en el Grupo Mundial), el capitán cumplió con una promesa que había hecho antes de la final con Croacia y se tatuó la famosa Ensaladera de Plata.