“Halloween” es un nombre que nace de la “contracción de “all hallows’eve” (algo así como “víspera de todos los santos”) y que hoy se ha transformado en una fiesta moderna, resultado del sincretismo originado por la cristianización de las fiestas del fin del verano, de origen celta y de la explotación de parte del cine estadounidense.
La Enciclopedia Británica concuerda con esto y agrega que la celebración marca el día antes de la fiesta cristiana de “Todos los Santos”, pero nació mucho antes. “Halloween tiene su origen en el festival de ‘Samhain’ entre los celtas de la antigua Bretaña y de Irlanda”, afirma. “En aquellas civilizaciones se creía que el 1º de noviembre daba comienzo la temporada de invierno” y es anterior a la aparición del cristianismo.
¿Qué era el “Samhain”? El “fin del verano”, una celebración que se hacía porque los celtas creían que las almas de los que habían muerto volvían a visitar sus hogares. Luego del calor del verano comenzaba la temporada oscura del invierno, la del regreso de los espíritus.
“Los celtas encendían hogueras en las colinas para recibir al invierno y para ahuyentar a los malos espíritus, que regresaban y a veces se ponían máscara y otros disfraces para evitar ser reconocidos por fantasmas. Fue por eso que brujas, duendes, hadas, demonios llegaron a ser asociados con el día”, se explica en la Enciclopedia Británica.
Cuando los romanos conquistaron a los celtas, impusieron sus propias fiestas, como la “Feralia”, que conmemoraba a los muertos y la “Pomona”, de la diosa de la cosecha. Para el siglo VIII, tal vez en un intento de suplantar a la fiesta pagana del “Samhain” con una cristiana, el Papa Gregorio III trasladó el Día de Todos los Santos al 1º de noviembre. A finales de la Edad Media, lo secular y los días sagrados se habían fusionado.