La
tarta de limón es una deliciosa opción para servir como postre de una
comida especial y acompañar con una bocha de helado de crema. “Dura
hasta 3 días en la heladera. Si no le gusta el limón, se puede
reemplazar por cualquier cítrico”, indica la cocinera.
Las masas
quebradas llevan mucha manteca, casi la mitad de la cantidad de harina.
Esto las hace, no sólo más sabrosas, sino que las vuelve crujientes y
suaves a la vez. Una verdadera delicia.
20, 22 y 26
son las medidas habituales de moldes tarteros. Según el tamaño del molde
a utilizar, deberá ser el tamaño de la masa. Por ejemplo, para un molde
de tarta de 20 cm de diámetro se necesitan 200 g de masa, para una de
22 cm se necesitan unos 250 g de masa. Para una de 34 cm, 300 g. Y para
una de 26 cm, 320 g.
Otro
secretito de la masa quebrada: debe quedar lisa y opaca. Para esto, hay
que trabajarla con la yema de los dedos al incorporar la manteca que
tiene que estar bien fría hasta que se obtenga un tipo de arenado.
Un secretito
Para
que las frutas de la tarta frutal queden más brillantes, se puede
pintar la superficie con gelatina sin sabor previamente hidratada en
tres partes de agua tibia. Esto sirve para todas las frutas, excepto
para el ananá, que es la única que no gelifica con la gelatina. ¿Qué hago con los grumos?
Para
que no queden grumos en la crema pastelera se debe batir el almidón de
maíz con las yemas y no agregarlo directamente sobre la preparación.
Además, hay que medir muy bien la cantidad de almidón para no excedernos
y que la pastelera no quede demasiado espesa.
Prudencia al amasar
Tampoco se debe
amasar por un tiempo prolongado para evitar desarrollar el gluten de la
harina. Sólo hay que unir los ingredientes y amasar lo mínimo
indispensable. De lo contrario, quedará elástica y no quebradiza.