El pequeño pueblo turístico, Villa Epecuén, fue fundado en 1821, en la provincia de Buenos Aires, a un poco más de 500 kilómetros de Capital Federal. A pesar de que fue uno de los pueblos más visitados por turistas de todo el país, llegando a competir con destinos turísticos de renombre como Mar del Plata, cayó en la ruina en solo unos meses debido a una inundación que borro del mapa, literalmente, el 10 de noviembre de 1985.
Uno de las principales razones por las que Epecuén se hizo tan solicitada, fue por la llegada del ferrocarril en 1899. Esto marcó una oleada de turistas al sitio y a la localidad vecina de Carhué, el auge de la zona comenzaba a florecer.
A su hermoso paisaje se le sumaba el poder sanador de las aguas, dado que los visitantes aseguraban que el logo Epecuén aliviaba los dolores de quienes se sumergían. Fue tanto el rumor que la provincia de Buenos Aires mandó a un grupo de expertos a revisar las aguas.
Así se descubrió que las aguas tenían alta concentración de minerales, comparable con las del Mar Muerto, en Europa. De esta manera, en el informe se detalló que el lago tenía la capacidad de sanar enfermedades reumáticas y de la piel. Así, otro punto turístico se sumaba al pueblo.
A lo largo de los años la cantidad de turistas creció de una manera descomunal, entre las décadas de 1950 y 1970, los registros de Villa Epecuén señalan que recibió alrededor de 25.000 visitantes. Un verdadero hito si se tiene en cuenta que tenía una población estable de 1200 habitantes y contaba con 6000 plazas hoteleras y alrededor de 300 locales comerciales.
Al principio de la década de los 70´ se habían puesto en construcciones obras hidráulicas necesarias para el funcionamiento del pueblo. El inconveniente fueron los problemas económicos que no permitieron avanzar rápidamente con la construcción. Una vez que ocurrió el golpe militar en 1976, las obras quedaron detenidas por completo.
Con el sistema en un deteriorado estado de mantenimiento y con un exceso de construcciones para el turismo, durante 1985 Epecuén sufrió en seis meses la misma cantidad de lluvia que solía caer en un año. Éste fue el comienzo del desastre.
El agua del lago invadió la ciudad sin contemplación y el terraplén que se había construido para detener la marea y proteger a la Villa cedió ante la fuerza del agua. En un contexto catastrófico para los habitantes de Epecuén, las casas y los complejos fueron desalojados en una evacuación desesperada. En ese momento de diluvio, el lago creció a razón de un centímetro por hora durante semanas.
Los años gloriosos de Villa Epecuén habían quedado sumergidos en siete metros de agua que destruyó todo lo que encontró a su paso. Casi dos décadas después del trágico 1985, el agua comenzó a bajar y los exvecinos se encontraron con un paisaje devastador y los vestigios de recuerdos y proyectos que no pudieron ser.
En el día de hoy, Villa Epecuén es un hermoso destino turístico donde se pueden hacer visitas guiadas para conocer la historia del pueblo y entender un poco más como paso de ser uno de los lugares más solicitados por la aristocracia argentina a quedar bajo el agua.
En la zona también se puede recorrer el pueblo y sacarse fotos en los restos de viviendas y hoteles. Además, existe la posibilidad de meterse al agua y sentí la magia curativa que tiene el lago.
Viviana Castro, guarda parques de la reserva natural de Villa Epecuén y actual guía turística, aclaró que “el pueblo siempre tuvo vida, van a hacer 38 años de que se inundó y al día de hoy sigue llevando turistas, dando trabajo, alegrías y muchos sensaciones. Es un lugar mágico”. Y en este sentido, aseguró: “Epecuén tiene su fuente de recursos intacta, tiene sus aguas, sus propiedades de la tierra, y lo decimos con conocimiento de causa porque constantemente estamos haciendo análisis y estudios con científicos”.
En el pueblo “fantasma” se realizaron distintas actividades, como shows en vivo de “Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado” (banda del Indio Solari) y Abel Pintos. También se utilizó la facha del lugar para realizar la película “Los olvidados” del 2017 y presentar distintos automóviles.
Viviana destacó que “la gente de Epecuén sufrió mucho la inundación pero resurgimos como el ave fénix”.