Durante mucho tiempo, la cerveza permaneció a la sombra del vino, considerado como una bebida más delicada y compleja que aquélla.
Pero el desarrollo de las cervecerías artesanales fue cambiando este concepto y la cerveza fue ganando terreno entre las bebidas alcohólicas como una opción refrescante pero también con numerosas variedades en cuanto a color, intensidad y sabor.
En cuestión de hábitos y gustos, se sabe que no existe una fórmula excluyente. Normalmente, la cerveza se consume sola, sin agregado de otros ingredientes. Pero un paso más adelante determinó que desde hace algunos años empezara a ser también la protagonista de tragos frescos de verano, combinándola con hierbas, bebidas blancas o frutas, según la variedad.
Tradicionales y modernas
Si de buscar antecedentes exóticos se trata podemos decir que los orígenes de la cerveza Leffe se remontan al año 1240. De sabor seco, frutal y especiado, esta Belgian Abbey Ale se caracteriza por su delicado amargor. Especiada con clavo de olor, crea un sabor exótico y condimentado.
En tanto, la cerveza Lowenbrau es una tradicional cerveza tipo lager de Münich. Creada en 1383, su sabor es complejo y refrescante, y presenta un estilo dulce que persiste en el paladar. Recibió la Medalla de Oro en la World Beer Cup 2016, como la mejor Helles estilo Munich del mundo.
Como se puede apreciar, son tantas las opciones como los paladares dispuestos a sabores insólitos.
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Hoy en día, es común encontrar en los bares del mundo sangrías de cerveza, mojitos de cerveza, micheladas -un popular cóctel mexicano que mezcla cerveza, jugo de limón, sal y una mezcla de salsas-. En muchos pueblos del interior de nuestro país es muy popular la cerveza con un toque de granadina.
Para lograr las mejores combinaciones, Bevybar creó 6 recetas para probar este verano. BevyBar es una web de bebidas y accesorios relacionados, incluye más de 200 productos diferentes y un sistema de envíos que llega a todo el país y cuenta con el respaldo de Anheuser-Busch Inbev, la compañía cervecera internacional líder y una de las cinco empresas de consumo masivo más grandes del mundo, con sede en Leuven, Bélgica.
Ser detallista
Para hacer un trago con cerveza hay que tener en cuenta algunos detalles que tienen que ver con el tipo de cerveza. Las rubias más livianas combinan mejor con frutas y una gran variedad de ingredientes. En cambio, las cervezas más fuertes y amargas son más difíciles de combinar. Por eso, es mejor combinarlas con pocos ingredientes, como es el caso del trago Black Velvet, donde se mezcla cerveza stout con champagne. Sólo esos dos ingredientes.
La diferencia entre la cerveza roja, rubia y negra tiene que ver con las maltas usadas en cada receta. La malta es el alma de la cerveza. Consiste en el grano de cebada (en la mayoría de los casos) que pasó por una breve germinación y luego se lo seca y tuesta. Este tostado puede ser mínimo, generando maltas claras, o puede tener mayor intensidad, para ir generando diferentes tipos de malta con grados de tueste distintos: caramelo, tostado, etc. El uso de estas variedades de malta va a dar colores, aromas y sabores diferentes.
Sin embargo esa clasificación, en cuanto a color, no es la más apropiada. Una cerveza puede ser rubia y tener muy bajo amargo y muy bajo alcohol; o puede ser una rubia con mucho carácter, aroma, amargo intenso y superar los 9º de alcohol. Ambas son rubias, pero muy diferentes.
¿De qué color?
El distinto color de la cerveza se debe al tueste de las maltas usadas en la receta. Con maltas de bajo tueste van a quedar cervezas pajizas o doradas. Con el uso de un porcentaje de maltas caramelo, se obtiene una cerveza ámbar o cobriza. Con el uso de un mínimo porcentaje de maltas tostadas esperamos ver una cerveza marrón oscura o negra.
Según los responsables de Bevybar: "Hay más de 60 estilos de cerveza. Hoy en día se está jugando mucho con las cervezas añejadas en barricas de whisky, de vino, etc. Son cervezas muy interesantes"., admiten convencidos y enseguida agregan: "También resurgen las "sour", que son cervezas en las que fermentaron, no sólo levaduras, sino también bacterias. Esto genera una acidez interesante, con aromas muy variados", revelan, de acuerdo a su experiencia.
Combinando toda información con el sentido común y la propia imaginación pueden surgir tragos deliciosos y sorprendentes. Sólo hay que dejar de ser prejuicioso y animarse a hacer el intento.