A algunas mujeres la sola idea de vivir sin un hombre al lado las aterroriza, pero a otras, y en buena cantidad, les atrae positivamente. Es un desafío que no siempre tiene final feliz pero, como sea, es enriquecedor.
Desde hace algunas décadas una nueva generación de mujeres están dispuestas a enfrentar la vida sin una compañía masculina que esté todo el tiempo detrás de sus pasos. De jóvenes, cuando no piensan todavía en una pareja estable o en convivencia, se hacen a la idea que más adelante lo harán, pero luego, al sentirse bien, libres y tomando decisiones por sí solas, planean su vida sin la convivencia con un hombre. Hay varias maneras de entender la vida y cada vez es más habitual encontrarse con hogares unipersonales. Todo es una cuestión de elección. Igual que una pareja puede decidir vivir sin hijos, una mujer, cualquiera sea su edad, puede elegir vivir sin un hombre a su lado, sin que por ello haya que pensar que le faltan oportunidades o que no puede amar a un hombre sin que tenga que convivir con él. La soltería está aumentando como nunca antes. Y esto, lejos de ser una situación alarmante, se está convirtiendo en una opción que cada día atrae a más mujeres. Son los denominados como “impares”, es decir, personas que se han sublevado contra la palabra “solterones” y reivindican con pasión “no elección” de convivir con un hombre. La forma de llegar a ser una single determinará en un alto grado de felicidad, de bienestar, de no compromiso. Las mujeres que llegan a la soltería, bien porque se hayan separado de sus parejas, no les resultará muy sencillo seguir adelante solas, por lo menos hasta que se adapten a esa situación. Tal vez algunas mujeres hayan sufrido un desengaño amoroso y han decidido, por convicción, elegir su soltería. Generalmente son mujeres con un nivel socioeconómico medio alto, ambiciosas a nivel profesional y con un nivel cultural alto. A nivel personal responden a una personalidad egocéntrica y les importa mucho su salud y su físico. Esto está lejos de tener connotaciones negativas, son decisiones que las lleva a un nuevo estilo de vida tan válido como el de la familia tradicional. Tal vez su lema sería: “Independencia, libertad y autonomía”. Estos bienes son valorados hoy en día como un auténtico tesoro y no son muchas las que deciden sacrificarlos a cambio de sucumbir al amor en pareja de convivencia. Aunque para muchos éste es un acto de egoísmo, la realidad es que las que deciden adscribirse a esa soledad es por pura elección bien meditada y la viven en forma plena y completa. Actualmente una mujer soltera o que decide vivir sola puede centrar todas sus energías en mejorar su condición laboral y puede dedicar su tiempo de ocio a viajar o a estudiar alguna carrera. Su cupo social lo ocupan sus amigos y amigas y en el terreno sexual elige sus relaciones amorosas sin compromisos. Un nuevo estilo de vida en que el tiempo y espacio se gestiona dependiendo única y exclusivamente de una sola persona: una misma. Claves para la soledad No perder el tiempo deseando algo que no se tiene en ese momento. Tratarse como desearía que la tratase un amante. Abandonar la idea de sentirse incompleta sólo por el hecho de no convivir con un compañero. Buscar pareja o aceptar un hombre sin tener que convivir con él. La soltería no es sinónimo de soledad o sufrimiento. Es una elección que trae felicidad. Vivir sin pareja afectiva no significa renunciar al sexo. Se puede tener pareja no marital y cubrir todas las expectativas. Recordar que aunque vivir en soledad implique algunas carencias, es mucho peor la soledad en pareja.

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