El director Santiago Doria fue el encargado de estrenar El Conventillo de la Paloma, de Alberto Vacarezza, un texto fundamental de la escena argentina que en 1929 significó el debut en las tablas de la que luego sería la estrella Libertad Lamarque.
El extenso elenco que subirá al escenario mayor del Teatro Nacional Cervantes está integrado, entre otros, por Claudio García Satur, Ana María Cores, Horacio Peña, Irene Almus, Rita Terranova, Norberto Díaz, Ingrid Pelicori y Juan Carlos Copes, también responsable de la coreografía.
El Conventillo de la Paloma se ofrece en la sala María Guerrero del Teatro Nacional Cervantes (Libertad 815) de jueves a sábados a las 21 y domingos a las 20.30. “El elenco actual y este director somos un poco el referente del elenco que hizo esta obra alguna vez -dijo Doria-. No es que hayamos visto la versión de 1929, pero sabemos quiénes la hicieron”.
Se refería a Pierina Dealessi, Tito Lusiardo, Libertad Lamarque, Gerardo Chiarmiello: “A algunos de ellos los hemos visto actuar y hasta los conocimos personalmente. Somos como un referente, y es importante hacer un sainete de esta naturaleza como último eslabón generacional para pasarle la posta a la gente joven”, apuntó.
Para Doria, el sainete “es nuestro teatro, aquí empezó todo; si Buenos Aires tiene hoy tantas salas y tanta movida teatral, ¿dónde empezó todo esto? Con el sainete criollo -subrayó- empezó prácticamente el teatro nacional y es justo reivindicarlo, traerlo, mostrarlo”.
“Y decirles a las generaciones jóvenes: de esto se trata y si ustedes quieren hacerlo ésta es la forma, el estilo”, sostuvo, y agregó que “el sainete empieza a surgir en Buenos Aires alrededor de 1880 como consecuencia de la imitación del sainete español”.
Ese espectáculo breve, divertido y popular incluía personajes de la inmigración: el tano, el gallego, el judío, el turco, el alemán, a quienes se le suman el compadrito y el orillero para conformar el sainete criollo.